Los excrementos de los perros en parque y zonas verdes pueden llegar a convertirse en un verdadero dolor de cabeza para visitantes y vecinos. Por esta razón, en diferentes barrios de la ciudad, los mismos habitantes han buscado soluciones a este problema.
Gladis Estela Ramírez, en Belén La Palma, es una de ellas. Esta vecina del sector, preocupada por el deterioro del parque, decidió utilizar canecas de pintura y pegarlas a los árboles para que la gente deposite la bolsa con los excrementos de sus mascotas en ellas. “Los olores cuando hacía calor eran horribles, por eso decidí, por mi propia cuenta adecuar estos tarros y mandar a hacer unos letreros. La iniciativa ha sido muy recibida, ahora los vecinos aportan dinero voluntariamente para pagar el cambio de bolsas, la barrida del parque cada mes y una ayuda extra para el celador que es el encargado de mantenerlas en buen estado”.
Ramírez está segura que esto mejorará la apariencia del parque aunque asegura que los que vienen de barrios vecinos con sus mascotas no tiene esa conciencia y que ella misma ha tenido que salir a pedirles que recojan lo que su perro hizo por decencia con los demás habitantes.
De igual forma, en Ciudad del Río, que por sus amplias zonas verdes se ha convertido en un espacio de gran afluencia de mascotas, la administración decidió poner unas canecas en aluminio para el desecho de los excrementos, con la particularidad de que también, de forma gratuita, es dispensador de bolsitas. “Le damos la facilidad a la gente de encontrar en el parque estos dispensadores para que no tengan disculpa para no ser cultos y que al menos les dé pena no colaborar”, explicó Carlos Guillermo Posada, gerente de Valores Simesa.
Gladis Ramírez espera que más gente como ella implemente estas buenas prácticas, pues sabe que las mascotas deben hacer sus necesidades pero que está en manos de sus amos, que la ciudad siempre se mantenga limpia. Estas iniciativas ciudadanas buscan crear una cultura que permita disfrutar de las áreas verdes sin desechos fecales de animales, pues, además de los malos olores, esto puede convertirse en un problema de salud pública.
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