El agite que ha tenido el aparente enfrentamiento entre el Alcalde de la ciudad capital y el Gobernador por la posesión del proyecto de Pescadero, desvela de algún modo las tensiones existentes entre el centro y la periferia, donde el primero se tragó el resto.
Encontrar un instrumento para lograr ese equilibrio, más que un gesto de toma hostil como se quiso presentar, corresponde a un principio de justicia como es el de darle vida a la región, que ha contribuido a crear la riqueza de Medellín a expensas de su empobrecimiento. Y esto es lo que ha hecho el Gobernador.
Y las EPM han sido ese instrumento creador de riqueza. EPM ha sido empresa tan poderosa que, dada su eficiencia, trastorna al más conspicuo neoliberal que cree que sólo lo privado es capaz de colmar las necesidades humanas. Las EPM son un buen ejemplo, y no excepción de la regla del mercado, de que con los bienes públicos bien manejados se pueden crear condiciones para una sociedad más justa.
Lo que pasa es que todos esos beneficios no se estaban revirtiendo en la provincia, de donde se extraen, porque la ley que compensa se quedó corta. La prueba es que Antioquia es Medellín, y el resto, donde viven tres millones de habitantes en el 99% del territorio, equivalentes a los que habitan el Valle de Aburrá, están en pobreza extrema esperando el maná.
Medellín está para reventar, y es ley inexorable que todo lo que se satura se vuelve tóxico y crecer más es morir, aunque los exégetas gremiales hagan huelga para hacer valer el derecho a usar el vehículo particular donde ya no caben, sin reparar en los deberes para con la ciudad, como cuidar el ambiente tan degradado, porque para ellos no existen límites distintos al paraíso de la acumulación, una suerte de coqueteo tanático que subyace en esas demandas gremiales que anticipan el abismo.
Y Pescadero es un punto de inflexión, en buena hora liderado por el Gobernador y el gerente del Idea, quien con su experiencia papelera "empapeló" a EPM que se consideró despojada del Dobaibe, ese tesoro que es Pescadero con el que el Departamento entra en el negocio de la energía limpia, para equilibrar la vaciada periferia.
Solo de la crisis, producida por el gigantismo, pueden derivarse soluciones tan salomónicas. Pero al Gobernador se le olvidó que para acompañar el proyecto de Pescadero, paralelamente, hay que hacer énfasis en proteger toda la región con el gran Plan de Reforestación: Para que Antioquia RIA.
Porque con agua y árboles, en todo su universo, lograremos ese equilibrio, y nos salvaremos del dolor de cabeza que está a punto de reventar.
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