Luego de conocerse la masacre de los indígenas Awá, en zona rural de Barbacoas, Nariño, ¿de qué van a tildar las Farc a Human Rights Watch por acusarlas de autoras de ese hecho?
¿Cómo explicar el asesinato de los once diputados, tal y como nos lo cuenta Sigifredo López? ¿Cuál va a ser mañana, algún día, si es que llega ese día, la justificación, que no la hay a la luz de nada, de ese procedimiento salvaje: eliminar a los cautivos, una orden que viene de lo más alto? ¿O no se obró de la misma forma en el fusilamiento del ex gobernador Guillermo Gaviria, de Gilberto Echeverry, y de los militares y policías que estaban en el campamento a órdenes del 'Paisa'?
¿No es sobrecogedor saber que a esta hora el general Luis Mendieta, pese a lo que ha denunciado en sus misivas y lo que conocemos a través de sus ex compañeros de tragedia, siga siendo nada más que una carta marcada, a pesar de su lamentable estado de salud?
¿Y a quién se le ocurriría matar sin piedad a un inerme diputado, Juan Carlos Narváez, casi con toda seguridad por la espalda, y luego quemar las cartas que él había escrito para la niña de sus ojos?
¿Qué se puede decir de aquel que prende candela a las canciones de un artista, de un creador, como lo fue el diputado Héctor Fabio Arismendi? ¿No es acaso ese el mejor ejemplo de que el salvaje destruye todo aquello que no entiende?
¿De qué está hecho quien ni siquiera entrega los restos mortales de un hombre que, primero, se llevaron, y luego dejaron que su vida se apagara? ¿No importa en lo más mínimo, hasta el punto de ni siquiera responder al clamor de la madre del capitán Julián Ernesto Guevara?
¿Qué dirían de esas violaciones y atentados Jaime Pardo Leal, Manuel Cepeda Vargas y otros luchadores populares que entregaron su vida por un país diferente, nombres que las Farc usurpan para bautizar algunos de sus frentes y columnas?
¿Hay algún camino diferente, una señal inequívoca para buscar una salida alterna a esta guerra sin fin, que la entrega incondicional de todos los secuestrados para que no sólo los colombianos sino el mundo entero (ese mundo cada vez más asombrado) concluyan algo diferente a lo que hoy es visto como una patética realidad? ¿Se habrán dado cuenta de que, por su culpa, el intercambio humanitario es un tema que, infortunadamente, pierde cada vez más audiencia?
Sobrero: Las denuncias de Daniel Samper Pizano en torno a los sobrevuelos militares el día de las primeras liberaciones debe llevar a pensar a ciertos funcionarios del Gobierno sobre qué es importante y qué es urgente, más aún cuando de vidas humanas se trata.
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