Desde dos puntos bien distantes en Medellín brota la admiración por María Aurora Serna. Laureles y Santo Domingo Savio le reconocen el esfuerzo a esta recicladora de 36 años que, con su incansable trabajo, protege el medio ambiente en el centro occidente de la ciudad y educa a sus tres hijas.
Catorce años lleva esta mujer recorriendo las calles de Laureles. Callada, pero constante como una hormiguita, recoge los desechos que más tarde vende para sostener a su familia.
Es de esas personas que para muchos pasan desapercibidas pese a su importante labor. No fue así para el tipeador Raúl Moreno Sierra, un habitante de esta zona que constantemente nos cuenta lo que allí sucede.
Relata el lector que María Aurora vive en La Avanzada, parte alta de la comuna 1, en la esquina nororiental de Medellín.
De su casa sale a la 1:45 de la mañana, sin desayunar. Tres horas de recorrido con su carreta y llega a Laureles. Su correría arranca en el primer parque, va hasta la 80 y, “gracias a su constancia, poco tiene que buscar en las canecas de basura. Entidades de salud, comerciantes y vecinos le guardan el material reciclable”, apunta Raúl.
A las 11:00 de la mañana termina el recorrido en el primer parque, separa el material y lo lleva a la carrera 65, en el barrio Naranjal, donde lo compran por 9.500 pesos. A veces ajusta su diario con ayudas de los habitantes de Laureles.
Con la labor cumplida regresa a casa al mediodía. La esperan sus tres hijas, de 18, 19 y 20 años, estudiantes de sexto, octavo y noveno de bachillerato, respectivamente.
Asegura que aunque no cuenta con subsidio de salud, sus hijas se mantienen aliviadas y, en caso de necesitarlo, médicos de la Unidad Intermedia de Santo Domingo le tienden la mano y le regalan la droga.
Una rutina que se repite de lunes a sábado y se rompe solo el domingo, día que lo dedica a compartir con su familia.