Hablando de cifras redondas, en los comicios del 15 de Junio quedó claro que hubo un 50 % de abstención y del 50 % que si votó, hubo un 50 % para el candidato presidente, un 45 % por el dr. Zuluaga -Centro Democrático- y un 5 % en blanco y nulos; sigue preocupando la abstención y en plata blanca el candidato ganador tiene la votación del 25 % de la población, según el censo electoral colombiano.
Luego del triunfo en las urnas, por el porcentaje que resulte para el ganador, lo importante es respetar las reglas del juego y reconocer como lo hizo el candidato Zuluaga, con gallardía, responsabilidad y humildad. "El palo no está para hacer cucharas", es de esperar lo mejor para el país, sin revanchismo, cumpliendo con las propuestas que llevaron al candidato presidente al triunfo y considerando que lo primordial es Colombia y el riesgo de perder la democracia.
Cabe, después de la contienda electoral, el dicho tan trillado por mí en esta columna de opinión, "en río revuelto, ganancia de pescadores", pero que esos pescadores utilizados a última hora no se llenen de merecimientos y ambiciones que no se merecen, hay que pensar en hacer equipo con personas y movimientos que han respetado la institucionalidad, la democracia, los principios y el patriotismo, por encima de las pasiones, las armas y el oportunismo.
Interesante pensar en la no reelección inmediata. El desgaste para el gobierno de turno es grande, el costo institucional para la nación entera es inmenso, el valor económico de las campañas crece, son cosas que hay que meditar y evitar que campañas y personas extranjeras quieran enfrentar con mañas y ofensas a los contrincantes, en campañas que nuestros asesores nacionales pueden compartir con lujo.
Ojalá el Gobierno por medio de una nueva Ley electoral cambie el sistema, dentro de otras cosas, la financiación de ellas por medio del Estado y evitar los malos entendidos que llevan a la duda, por todo lo que se dice de la compra de votos, donde queda la sospecha, que en nada ayudan a la transparencia que debe haber y así evitar suspicacias luego de una contienda, mañas que poco sirven a la democracia.
El gasto público publicitario en diferentes medios, lógicamente sirven al que está gobernando y es candidato, lo que hace difícil competir cuando hay topes en los aportes y en la calidad de aportante, de ahí los reclamos y la desigualdad cuando el gobernante es candidato, además de la influencia que puede haber sobre contratistas, concesionarios, gobernadores y alcaldes, es por eso que la reelección es nociva para el país y se debe acabar para bien de todos y de la patria.
Hay que evitar a toda costa la influencia extranjera. La experiencia con los asesores externos en el manejo de las campañas deja todas las dudas, además de sentimientos de un lado y del otro; ellos terminan su labor y se pierden, los colombianos aquí quedamos con el sentimiento, las heridas y el mal sabor que dejan las mentiras, las calumnias, las promesas que no se pueden cumplir y las expectativas, donde para muchos crece la desesperanza.
El Presidente como ganador, tendrá que tender puentes a los que no votaron por él para poder sacar adelante muchos de los proyectos con la prontitud que el país requiere, pero con más celeridad encontrar por todos los medios a su alcance la reconciliación nacional, en un país partido en dos según los resultados. Así divididos por una campaña electoral mal manejada, el futuro es poco halagador. Primero la reconciliación nacional.
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