A finales del pasado mes de mayo se presentaron las conclusiones fundamentales del "Informe sobre el crecimiento: estrategias para un crecimiento sostenible y un desarrollo integrador", de la Comisión sobre Crecimiento y Desarrollo. Esta Comisión, que trabajó por 2 años consecutivos, estuvo integrada por 19 expertos en políticas públicas y 2 premios Nobel de Economía. La Comisión contó con el apoyo de los gobiernos de Australia, Suecia, Holanda y Reino Unido, la Fundación William y Flora Hewlett y el Banco Mundial. Su director fue el premio Nobel Michael Spence.
El Informe desmitifica el proceso de crecimiento económico cuando dice que "un crecimiento rápido y sostenible no es ningún milagro, y éste es posible para los países en vías de desarrollo". Sin embargo, lograr lo anterior implica, entre otras cosas, que "sus líderes se comprometan a lograrlo y saquen partido de las oportunidades proporcionadas por la economía global". En igual sentido se señala que el "Informe sobre el crecimiento también acaba de una vez por todas con la idea equivocada de que se puede sacar a la gente de la pobreza sin crecimiento. El crecimiento puede librar a la gente de forma masiva de la pobreza y los trabajos penosos".
Estas conclusiones son producto de los distintos estudios y análisis que el grupo de economistas adelantó acerca de las peculiaridades de las economías con alto crecimiento que han podido crecer más del 7 por ciento anual en periodos superiores a 25 años desde la Segunda Guerra Mundial. A partir de esto, el Informe se concentra en responder a la pregunta de cómo pueden emularlos otros países en vías de desarrollo.
En referencia a las discusiones recurrentes acerca de que si para un país importa el desarrollo o el crecimiento, la Comisión señala que el crecimiento no es un fin en sí mismo, pero éste hace posible alcanzar otros objetivos importantes de los individuos y las sociedades. Para este grupo de economistas, "el crecimiento es condición necesaria pero no suficiente para lograr un desarrollo más amplio que le permita a las personas ser productivas y creativas". Igualmente, destacan el hecho de que el crecimiento sostenido no ocurre espontáneamente. Éste requiere un compromiso político de largo plazo, compromiso que debe ser manejado con paciencia, perseverancia y pragmatismo. Respecto a este asunto, se señala que los casos exitosos de crecimiento sostenidos comparten una característica en común: un gobierno crecientemente capaz, creíble y comprometido. Esto sólo es posible si se cuenta con un fuerte liderazgo político, al tiempo que se convence a los ciudadanos de que los esfuerzos y sacrificios del presente tendrán recompensa en el futuro.
Una estrategia de crecimiento continuo demanda de los gobiernos establecer prioridades de tal forma que los recursos y las energías del sector público se concentren en las mismas. Igualmente, se requiere flexibilidad de los gobiernos para, en tiempos turbulentos, saber ajustar la economía sin perder el rumbo del crecimiento. En el Informe se señala, asimismo, que "ningún país ha podido alcanzar un crecimiento rápido sin altos niveles de inversión pública en infraestructura, educación y salud".
Finalmente, el crecimiento sostenido debe crear un ambiente de altos niveles de inversión, creación de empleo, altos niveles de competencia, movilidad de recursos, protección social, equidad y desarrollo incluyente. En otras palabras, el crecimiento crea las condiciones para que los países alcancen mayores niveles de desarrollo económico y social.
En fin, la tarea del crecimiento económico requiere, para alcanzarlo, un esfuerzo continuo. Colombia ha logrado, en estos años, avanzar en esta materia; ojalá que las turbulencias del momento no nos lleven a dejar de lado la impostergable tarea del crecimiento.
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