En una reacción reposada y argumentada, el presidente Juan Manuel Santos explicó, sin rodeos y con altura, el infortunado episodio de incontinencia que sufrió hace poco durante un acto proselitista, en busca de su reelección.
Estamos de acuerdo con el mandatario en que los problemas de salud de un ser humano no merecen convertirse en objeto de burla o crítica desmedida por parte de cualquiera de sus contradictores, desde la vida política o ciudadana. Es, además de repudiable, un gesto cruel e inelegante.
Al margen de cualquier crítica a la gestión del gobernante, en este diario respetamos, ante todo, la dignidad humana, trátese de quien se trate.
Santos Calderón aprovechó su alocución, apoyado en un parte médico, para aclarar que su estado de salud es óptimo y que no sufre ninguna afección que le impida aspirar de nuevo a la presidencia.
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