Porque el voto es una obligación ética que trasciende cualquier legislación, porque quien no vota carece de autoridad para tomarle el pulso al gobernante, hay que salir a votar. Es un deber ineludible que no puede ser derrotado por el fútbol mundialista, la lluvia, el desinterés o la apatía. Basta con organizar el tiempo.
Las elecciones sólo se ganan mañana en las urnas. No hay que dejar la obligación en otros, porque, como dice la sabiduría popular, "seguro mató a confianza".
EL COLOMBIANO ha publicado las tesis, los programas y las entrevistas con Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, y respetado la posición de los columnistas, a favor de uno u otro candidato. Todo esto con un fin: que los ciudadanos tengan elementos de juicio para definir su voto en conciencia y sufragar por quien les dé más certezas de un mejor futuro.
Respetando la libertad y opción ciudadanas, reiteramos, como el 29 de mayo, que apoyamos la candidatura de Juan Manuel Santos. Creemos que sus temas son más pertinentes; sus objetivos, más claros; su programa, más concreto y apoyado en las reales urgencias y posibilidades de Colombia. Santos sabe de lo que habla y lo expresa con un lenguaje sencillo, documentado y contundente. Santos sabrá seguir el rumbo trazado por Uribe, en el cual ha habido incuestionables avances.
Además, tiene una experiencia exitosa en tres ministerios esenciales: Defensa, Comercio Exterior y Hacienda. Con él hay garantía de que consolidará la Seguridad Democrática, avanzará hacia la Prosperidad, también democrática, mantendrá la confianza inversionista e impulsará los temas fundamentales de educación, innovación y competitividad. Todo esto, bajo la premisa de la lucha sin tregua por hacer del país un lugar más equitativo, en donde cada ser humano pueda estudiar y trabajar para vivir con dignidad en un marco de igualdad de oportunidades.
Con él como líder de las mayorías de buena voluntad que han apoyado la gestión de Álvaro Uribe, Colombia no retrocederá a la situación que padecíamos hace ocho años. Todo lo contrario: habrá garantía de que no va a echar por la borda la brillante labor de un Presidente que hoy es reconocido en el mundo entero por su gestión y talante.
Para usar el lenguaje coloquial de Álvaro Uribe, Santos es el único que sabrá cuidar los tres huevitos -todavía frágiles- de la Gallina Doña Rumbo, hasta que nazcan los pollitos y crezcan fuertes: el de la Seguridad Democrática, el de la confianza inversionista y el de la política de cohesión social. La razón es muy sencilla: él ha participado del Gobierno actual, ha comprobado sus contundentes avances y cree sinceramente en que el rumbo puesto en estos ocho años es el correcto. No son poses de candidato sino convicciones por resultados evidentes.
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