Un encuentro histórico. La Asamblea número 50 del BID comienza con un hecho que no tenía antecedentes en otras citas del organismo multilaterial: la crisis económica mundial, declarada como la más fuerte en los últimos 80 años.
Con este encabezado como telón de fondo, se reunirán representantes de 48 países, entre los que están todos los de América Latina y los del G8 menos Rusia; y más del 75 por ciento del G20.
Estos últimos, consolidan el 90 por ciento de la producción mundial y el 80 por ciento del comercio en el planeta.
Quienes toman decisiones mirarán a América Latina y harán lupa sobre Medellín.
¿En qué escenario? Sin duda en uno de coyuntura económica singular. Lo que comenzó en 2007 como un problema del mercado de hipotecas en los Estados Unidos, asociado con el incumplimiento en los pagos por parte de los usuarios de crédito de vivienda , se transformó en una crisis sistémica, como la define Ramón Javier Mesa Callejas, director del centro de Investigaciones de la Universidad de Antioquia.
Añade que las previsiones mundiales del comportamiento económico del FMI señalan un crecimiento esperado del PIB mundial, en 2009, del 0,5 por ciento, frente a una tasa de 2,4 por ciento que se logró en 2008.
Las repercusiones en América Latina se sienten en varios frentes, apunta el investigador Mesa Callejas. Por ejemplo, en la caída de la demanda externa, la fuerte devaluación de las monedas nacionales, el desplome del precio de las materias primas (entre ellas el del petróleo), la inestabilidad en los flujos de capital, así como el menor volumen de remesas procedentes del exterior.
Tal como afirma Juan Pablo Durán Ortíz, docente Investigador de la Universidad Eafit, para el 2009 el BID tiene la meta de otorgar recursos por 18.000 millones de dólares a la región, de los cuales 6.000 millones hacen parte de recursos de emergencia para la crisis. “Esta cifra no tiene precedentes en la historia del BID”, precisa el analista.
El hecho de que la 50 Asamblea se realice en Colombia, le brinda una posición privilegiada al país y a la ciudad para enfrentar el temporal.
Y de paso es una oportunidad para mostrar la transformación social de la ciudad, porque como dice Durán Ortíz, Medellín es una de las ciudades con mayores logros: en 1981, el 25 por ciento de los hogares de la ciudad era tipificado como pobre por necesidades básicas. Para 2007 este porcentaje había disminuido a 6,7 por ciento. Y el Índice de Calidad de Vida (ICV), por otro lado, mejoró sustancialmente entre 2002 y 2007, al pasar de 68 a 84.
Una carta de presentación que no olvidarán los invitados a esta cita histórica.