Aunque nuestros padres y maestros nos inculcan los valores desde pequeños, para muchos ponerlos en práctica es una tarea árdua, difícil y tediosa. ¿Cuántas veces hemos sido despectivos con aquellos que han pedido nuestra ayuda? ¿En cuántas ocasiones hemos dejado la solidaridad a un lado porque estamos cansados de que nos aborden personas necesitadas? ¿Por qué ignoramos a quien podemos ayudar? Los valores, la generosidad, el amor por el otro, ser solidario, es uno de los grandes retos en la adultez. Luchar contra el egoísmo y aceptar que nuestra colaboración es necesaria debe ser nuestra tarea de cada día.
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