Los submarinos utilizados para transportar drogas ilícitas no son nuevos, pero la dimensión de los hallados recientemente y la proliferación de los mismos dan cuenta del ingenio de quienes están al servicio del mal.
El hallazgo de dos sumergibles en el Golfo de Urabá, que tenían capacidad para transportar seis toneladas de cocaína cada uno, se suma a otros detectados desde 1993 (cuando se encontró el primero), con lo que ascienden ya a 42 aparatos de este tipo incautados; nueve de ellos en lo que va corrido del año.
Y lo que se ha venido a descubrir en este último operativo del Ejército, la Armada y la Fiscalía es que lo que antes eran construcciones muy rudimentarias, han alcanzado un grado muy alto de sofisticación, con incorporación de modernos sistemas de navegación.
Recursos e ingenios puestos al servicio de una industria criminal, detrás de la cual solo queda miseria y muerte. ¡Qué tristeza!
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