Por primera vez, un Metz 22, modelo 1914, paseó por las calles de Medellín, conducido por Giannaldo Martinelli, quien lo adquirió en Illinois, en 1982, "desarmado pero completo".
Fue el último de este tipo de vehículos que se fabricaron, pues la producción se interrumpió cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Solo hay 20 en el mundo. "Es un sobreviviente", anota.
Este auto de época, como bien lo nombra Martinelli, estuvo nueve años guardado en un museo en Suiza, y cuando lo fue a sacar, al prenderlo, funcionó de maravilla.
Ahora pertenece a su amigo, Franklin Graydinger, quien tuvo que venir a participar en el desfile con Martinelli, pues es el único que puede manejarlo.
"Con el clutch hundido es que camina", explica. Lo que lo hace muy complejo para manejar, y exige estar "muy concentrados".
En su época, era llamado el Doctor car , pues lo utilizaban los médicos para sus visitas. También, los inspectores de ferrocarriles, que lo hacían caminar, sin problema, por las líneas del tren.
Entre las particularidades de esta joya, están sus farolas que iluminan con gas y prenden con un fósforo. Cuenta con dos lámparas de petróleo en los laterales.
Esto le da apariencia de coche de caballo, bromea Martinelli, quien se monta y dice que no es tan difícil como se cree mover la cabrilla, pues el Metz, de 1914, es muy ligero.
En los reportes históricos de este auto, se consigna que recorrió en tiempo récord, desde Nueva York a Washington, a 16 kilómetros por hora, para entregar una carta que enviaba el gobernador.
Un clásico que ayer sorprendió durante el Desfile de Autos Clásicos y Antiguos de EL COLOMBIANO. Era inevitable mirarlo sin que, de inmediato, se hiciera un viaje en el tiempo.
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