Agrega a un espacio personalidad, crea ambientes acogedores, resalta los decorativos y da vida a muebles, cuadros y esculturas.
Cuando no tenemos una correcta iluminación se distorsionan las dimensiones, los colores y las formas.
La luz natural está dada por el tamaño y la ubicación de las ventanas y es importante sacarle el máximo provecho cuando la tenemos.
En cuanto a la artificial, para crear distintos ambientes en los espacios de vivienda, resulta muy adecuado, tanto en áreas sociales como privadas, establecer un juego de luces y sombras. El efecto ideal se logrará mediante la combinación de tres tipos de iluminación:
General: es la luz que ilumina todo el espacio, la cual debe ser potente pero difusa, lo más parecida a la luz natural. Se logra con focos y ojos de buey empotrados en el techo, lámparas de pie y apliques dirigidos hacia arriba. Lo importante es que emita un haz de luz abierto y que no provoque contrastes.
Ambiental: luces tenues y de tono amarillo, indicadas para crear ambientes más que para iluminar. Se les llama también luces de apoyo porque sirven para iluminar los rincones. Este tipo de luz se logra por lo general con lámparas de pie o sobre una mesa.
Directa o focal: es un punto de luz nítido que deja el resto en sombra. Se utilizan tanto para destacar un elemento concreto y pequeño, un cuadro, un mueble, una escultura, una planta, como para las zonas en las que se efectúan actividades que necesitan mucha luz como las zonas de lectura y trabajo. Se logra con focos de haz muy cerrados y dirigidos y con lámparas de gran intensidad. Para sitios de estudio, los modelos más cómodos son de altura regulable y muchos incluyen también reguladores de la intensidad de luz.
Existen luces frías y cálidas, dependiendo básicamente del tipo de bombilla que lleve cada lámpara.
Como luces cálidas tenemos las bombillas incandescentes tradicionales, cuya luz es relativamente amarilla y la más parecida a la natural y proporciona sensación de bienestar, muy apropiada para las áreas sociales y las alcobas.
Los tubos fluorescentes son fríos. Proporcionan una luz blanca que mal utilizada distorsiona y vuelve los ambientes artificiales. Lo ideal es utilizarlas en los baños y las cocinas, no en áreas sociales.
Las halógenas, en principio son frías pues emiten una luz blanca y brillante, a pesar de que desprenden mucho calor físico. Con los actuales reguladores imitan muy bien las luces amarillas.
*Diseñadora de interiores
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