Nada agradable debió resultar la mañana de ayer para los viajeros del aeropuerto José María Córdova.
Imagínense llegar apurado al terminal aéreo o con el tiempo preciso para las gestiones de registro y con varias maletas, y encontrarse con un bloqueo originado por la falta de acuerdo entre una de las empresas de taxis que presta el servicio de transporte público y las autoridades del aeropuerto.
Y no había más remedio que ingresar a pie.
No se trata de establecer aquí en estas líneas quién tiene la razón.
Pero sí es prudente recordarles a los conductores y a los administradores del José María, que el bien general debe estar por encima del bien particular de sus compañías, especialmente cuando una situación como la de ayer generó múltiples perjuicios a los viajeros.
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