Rodando salieron 1.648 personas en 637 carros ayer por la vía Santa Elena.
Una rodada ruidosa y festiva en carros de rodillos, que partieron desde el estadero el Silletero, en el Alto de Santa Elena, hasta el Cerca de Buenos Aires, en Ayacucho.
Y de emociones sabe Raúl Moreno, quien desde hace nueve años participa en los festivales y competencias de carros de rodillos.
Antes del evento él construye el carro en el que va a participar y esta vez su vehículo era un Tobaco modelo 67 hecho de tablas y pintado de verde.
Desde Andalucía la Francia llegó hasta el lugar de partida y con el número 019 partió acompañado de su amigo Mario Gutiérrez, que hacía su debut. "Me gustó mucho. Casi nos volcamos pero es muy bueno. Es ver la gente y sentir la sensación de bajar por esas pendientes, es extraordinario", dijo Mario.
La adrenalina en las curvas y las pendientes de esta vía le pusieron la emoción al vigésimo Festival de Carros de Rodillos, que organizó el Inder y la alegría la llevaron los participantes que además le proporcionaron diversión a los habitantes de esta zona de la ciudad.
Algunos llegaron por primera vez y otros más veteranos demostraron su habilidad para manejar estos artesanales vehículos que de niños eran la diversión para algunos y que ahora es la opción para recordar la niñez.
No solo la adrenalina es la razón para participar, la unión familiar hace parte de este evento. Los integrantes de la familia Puerta se unieron esta vez y participaron en dos carros marcados con el 381 y el 382.
Para Elkin, en su quinta vez participación convenció a sus hermanos y sobrinos para que lo acompañaran. Ninguno salió decepcionado, "porque uno siente la adrenalina, el susto. Es como volver a ser niño", dice Elkin quien construyó un carro grande con madera rebuscada para viajar con ocho personas más.
Jefferson Puerta, otro de los participantes, viajó en el carro 382 con cuatro de sus sobrinos. Los Puerta llegaron desde la comuna 13 y ayer se divirtieron de lo lindo. "Es la primera vez que participo. El ambiente, la energía y la gente son lo mejor", destacó Jefferson.
Unos llegaron con carros grandes, otros con estilos de carros de carrera, algunos más creativos les pusieron cornetas y radio para amenizar el viaje que duró cerca de hora y media.
Incluso llevaban retrovisor como el que hicieron los empleados de una empresa de automóviles. Gildardo Gutiérrez, el líder del grupo y sus 11 compañeros estaban felices. Edgardo Tobón lo demostró. A sus 52 años disfrutó tanto como cuando estaba niño. "Hace 38 años no me montaba en un carro de estos. Lo deberían hacer más seguido".
Aunque se presentaron algunos accidentes el Festival rompió ayer con la rutina del corregimiento, y de los barrios cercanos a la vía. La gente salió desde temprano para ver rodar los carros de rodillos desde Santa Elena.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6