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Valentina dibujó un libro como ella

Este es el primer libro de esta joven de 21 años. Una historia que demuestra que las diferencias las ven los demás y que el talento es lo fundamental. Un proyecto con disciplina.

15 de mayo de 2013
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Valentina no es Violeta, pero los dos nombres empiezan por uve. De pronto es coincidencia. A Valentina le ha gustado ese nombre, Violeta, desde que estaba pequeña. Violeta es Valentina, sí, pero cuando era niña. Por el tamaño, porque ella aún cree que hay una niña por ahí, en su cabeza.

Violeta se hizo libro en Las peripecias de Violeta y también el perro de toda la vida. "Un perro salchicha que se creía dragón. Era superbravo" y que en el libro de Valentina, por supuesto, no es perro sino el de cabeza grande y cola larga. "Toda la historia es entorno a mi niñez". Solo que hay diferencias. Aparece un duende que esconde objetos, no por esconderlos, sino por ordenado. Esta ilustradora no ha encontrado al duende, en la vida real, pero de todas maneras, también se le pierden las cosas.

Valentina Toro es ilustradora. Tiene 21 años. También le gusta escribir. "Desde que cogí el tetero aprendí a ilustrar". Su papá es ilustrador y lo ha visto desde que tiene memoria. Hasta tienen un cuento: ella lo escribió cuando tenía 10, él lo ilustró. El Comité de Rehabilitación lo publicó.

Las peripecias de Violeta es un libro que empezó en un trabajo de la universidad. Valentina estudia diseño gráfico en La Colegiatura (ya casi termina). "El libro es un tributo a un autor que me gusta mucho, Maurice Sendak. Empecé a investigar la idea, su modo de trabajo y a hacer lo que él hacía: buscar cosas que le hubiesen pasado. Recuerdos que hubiera querido tener y a partir de ahí sacaba una historia. Yo busqué recuerdos de mi niñez y los convertí en una historia con personajes".

Trabajó un año y lo expuso en una librería infantil. La señora de la librería estaba encantada con ella, llamó a la editorial Intermedio, les contó y le publicaron el libro. Salvo los detalles, todo es de ella: desde la escritura hasta la ilustración.

Valentina es una joven disciplinada. Encantada con el lápiz y el papel. Escribe con la mano izquierda. Sus brazos son más pequeños, pero eso lo notan los demás, no ella. "La gente es la que me lo recuerda, pero yo a veces ni me acuerdo". Porque ella es ilustradora, como cualquier ilustrador con talento. "Es que no tiene nada que ver. Cuando uno habla de Beethoven no dice, aaah, pero es que era sordo. No tiene nada que ver lo uno con lo otro. Es irrelevante".

Es como las miles de rayas que Valentina dibuja en sus ilustraciones (no en todas, en uno de sus estilos), que hace que su profesor le diga que es impulsiva compulsiva y que se ven, todas, si se vuelve a mirar.

Porque Valentina sabe que es Valentina con pelo largo o corto. Con brazos grandes o pequeños. Se lo dijo a alguien que le preguntó: "¿Discapacidad?, ¿cuál, las gafas?". Ella es ilustradora y estrena libro. Eso es lo de más.

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