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Residuos convertidos en oportunidades: así funciona el nuevo centro agroambiental de El Vergel

El proyecto, liderado por la comunidad y la Universidad Nacional, convirtió la gestión de residuos sólidos en un centro agroambiental que fortalece la autogestión, la educación sostenible y el rol de las mujeres como agentes de cambio.

  • Mujeres y familias de El Vergel lideran huertas comunitarias y proyectos de sostenibilidad en San Antonio de Prado. FOTO cortesía Universidad Nacional
    Mujeres y familias de El Vergel lideran huertas comunitarias y proyectos de sostenibilidad en San Antonio de Prado. FOTO cortesía Universidad Nacional
03 de septiembre de 2025
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La vereda El Vergel, en San Antonio de Prado, Medellín, avanza en un proyecto pionero que convierte los residuos sólidos en oportunidades de educación, autogestión y cuidado ambiental. Se trata del nuevo centro de experiencias vivas, impulsado por la comunidad organizada en la Corporación Mujeres y Familias El Vergel (Cormufave) y por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), que busca fortalecer la resiliencia local y proyectar a la región como un referente en agroecología y sostenibilidad.

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El proyecto nació en medio de la pandemia, cuando las familias del sector empezaron a reunirse para crear huertas comunitarias y promover la formación social y ambiental. Hoy, esas iniciativas se consolidan gracias a la articulación con la Facultad de Minas de la UNAL, bajo el liderazgo de la profesora Luz Dinora Vera Acevedo, y al apoyo de la Redvar, el grupo de investigación GEYMA y empresas aliadas como Pirsa. “El propósito no es solo enseñar técnicas para el manejo de residuos o la creación de huertas, sino construir una red de conocimientos compartidos que permita a la comunidad tomar decisiones informadas sobre su futuro, fortalecer sus capacidades autogestionarias y asegurar que sus prácticas sean sostenibles tanto a nivel ambiental como económico”, explicó Vera Acevedo.

Y es que el centro está concebido como un espacio abierto para experimentar y aprender, en el que los habitantes adquieren herramientas para ser autosuficientes y al mismo tiempo cuidar del medioambiente. “Este centro será un lugar para experimentar, aprender y transformar. Queremos que las personas se apropien de los conocimientos y las herramientas necesarias para ser autosuficientes en sus hogares y para aportar a la salud del medio ambiente”, afirmó la investigadora.

El componente de innovación tecnológica es otro de los pilares de la propuesta. A partir de un trabajo concertado, se planteó automatizar la huerta comunitaria y desarrollar una aplicación móvil para registrar los residuos que aporta cada familia. “No llegamos a entregarles una solución que teníamos debajo del brazo, todo fue un trabajo concertado. En consenso, propusimos automatizar la huerta y el desarrollo de una aplicación móvil para registrar qué residuos trae cada familia, lo cual permite ver en cualquier momento qué elementos aportó cada persona en cada parte del proyecto”, destacó Freddy Bolaños Martínez, profesor de la Facultad de Minas.

Además de la educación ambiental, el centro busca aportar a la construcción de paz y al desarrollo sostenible con un enfoque de género. “En esta región, las mujeres han jugado un rol fundamental en la preservación del entorno natural y en el trabajo colectivo. Es importante que no solo aprendan a manejar los residuos, sino que también se reconozcan como agentes de cambio en sus comunidades”, subrayó Vera Acevedo.

La alianza con empresas como Pirsa, que aporta su conocimiento en la gestión de residuos orgánicos, refuerza la sostenibilidad del proyecto y abre la puerta a procesos productivos con potencial de generar ingresos adicionales para las familias.

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Con la implementación del centro de experiencias vivas, El Vergel se perfila como un laboratorio comunitario de transformación social y ambiental. “Este no es solo un proyecto de intervención, es un proceso de transformación social que busca que las personas, especialmente las mujeres, se empoderen para cuidar de su entorno y de sus familias, mientras generan un impacto positivo en su comunidad”, concluyó Vera Acevedo.

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