Desde hace nueve años una mano amiga es el soporte para los campesinos del suroccidente colombiano. Ese bastión solidario hizo que miles de personas en Nariño, Cauca y Valle dejaran atrás el lastre de violencia para volver a creer en la tierra.
Con ese objetivo nació, en enero de 2000, la Corporación Vallenpaz. Y su meta, contribuir al logro de la paz promoviendo el desarrollo integral de las comunidades de las zonas de conflicto, se cumplió con los años.
Una prueba de la pertinencia de su creación es que Vallenpaz movilizó, desde su creación, 15,2 millones de dólares provenientes de los gobiernos nacional, departamental y municipal. Además, de donantes internacionales, bilaterales y multilaterales, del sector privado y de la sociedad civil colombiana.
Todo esto con un componente muy importante de resaltar: el 6 por ciento de esos dineros se destinó a funcionamiento y el resto en proyectos productivos.
Por eso 7.181 familias campesinas se han capacitado en programas como organización comunitaria, informática y producción de la finca, la administración de empresas rurales, técnicas de producción agroforestal y en la elaboración de fertilizantes y abonos orgánicos con productos obtenidos de las mismas fincas.
"Hoy se ha vuelto a mercar en las propias fincas con sentido asociativo y los excedentes se comercializan en el mercado local y en almacenes de cadena con una nueva visión del mercado", comenta Luis Alberto Villegas, director de Vallenpaz.
Este trabajo de responsabilidad social da buenos frutos en un territorio que ha sufrido, como pocos en Colombia, los embates de los grupos violentos.
El año pasado, los campesinos que hacen parte del programa pudieron comercializar 13.436 toneladas de alimentos, cárnicos y productos lácteos en mercados locales y almacenes de cadena. Esto les dejó un ingreso promedio de 977 mil pesos por agricultor en una área promedio de 0,74 hectáreas.
"Es lo más maravilloso que nos ha pasado en estos últimos 5 años ya que veníamos con 15 años de resistencia de malas producciones, de una comercialización bien pésima, porque nosotros dependíamos totalmente de los intermediarios", dice el campesino Diego Velasco.
Con estos resultados y decenas de acciones que se suman a la función de la corporación, Vallenpaz hace patria de la mano de un valor fundamental en estos tiempos: la responsabilidad social.
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