Más que interesante resultó la corrida concurso de ganaderías; comenzando por la presentación de los toros, en lo cual se han preocupado los ganaderos. Ojalá los que tuvieron encierros completos en la feria los hubieran mandado con el trapío y la edad demostrados en la corrida de ayer.
El de menos presencia fue el del hierro de Agualuna; los otros con excelente nota. Ha sido un experimento que ojalá se repita y porque no con el aliciente, además del premio de la bolsa, el del compromiso a adquirir para la próxima feria encierro de la ganadería triunfadora. Y otra cosa, el público se irá acostumbrando a mirar la corrida con la lupa del toro. Claro que el primer tercio a ratos se vuelve tedioso por la tardanza en colocar e ir el toro de lejos.
Y ojalá también se revise el puntaje, establecido para el toro de hace 60 años, de mucha más casta, cuando se daba la mayor importancia a la suerte de varas, por encima de la faena de muleta, que es preponderante en el toreo moderno.
En mi libreta anoté el mayor guarismo para la divisa de Vistahermosa que regenta Antonio García, con 122 puntos sobre 150. Seguidamente el ejemplar de la Ventas del Espíritu Santo con 102, luego el de Mondoñedo con 96, el Agualuna con 94, Santa Bárbara con 88 y La Carolina con 84. Desde luego, un criterio muy personal, sin conocer aún el resultado del escrutinio por parte del jurado.
Los diestros Manrique, Dinastía y Paco Perlaza, muy profesionales; mostrando el toro para el ganadero igual que se hace en la tientas. Solo se cortó una oreja por parte del diestro antioqueño, pero tanto Manrique como Perlaza tuvieron momentos interesantes.
Al cerrarse el telón de la feria queda cierto sabor agridulce por el balance pobre de los encierros, habiendo sido catalogado como el único completo en cuanto a presentación, el de Santa Bárbara. Tendrán que barajar muy bien los organizadores la elección de las ganaderías, pues el público se ha puesto mosca con algunos lotes que más parecían novilladas. A los ganaderos no se les puede exigir que saquen los toros bravos, pero sí que tengan trapío y edad, como han demostrado que se puede, por lo seleccionado para la corrida concurso.
Queda en la memoria la fabulosa faena de Morante de la Puebla en la tercera.