Las primeras luces del año llegaron primero en el Pacífico Sur. De ahí, la cadena de festejos empezó a recorrer el mundo para darle la bienvenida al año nuevo.
Por unos minutos, el cielo, en diferentes lugares del planeta, se pintó de colores como en Sydney, Australia, donde el Opera House fue el marco perfecto para La tormenta de la creación, como llamaron el espectáculo de este fin de 2008.
En Tokyo, Japón, los sacerdotes Shinto realizaron un ritual de luz con linternas que proyectaban sobre páneles y el piso.
Las gélidas aguas del Mar del Norte no fueron obstáculo para que cientos de alemanes festejaran a cuatro grados centígrados en Buesum, al norte de Alemania.
En Río de Janeiro, frente a las playas de Copacabana, se instalaron varios planchones desde donde lanzaron los juegos pirotécnicos que alegraron la noche carioca.
Y así, en cada lugar se festejó un año que arrancó con una guerra: el conflicto en la Franja de Gaza.
Por un momento, en otros lugares del mundo, los abrazos, los besos y los buenos deseos fueron la constante con la que llegó 2009.
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