Pese a todos los esfuerzos que hicieron la OMS, los gobiernos nacionales y locales, el error de bautizar la AH1N1 en un principio como Gripa Porcina, afectó verdaderamente al gremio porcicultor, que ya corroboró con cifras la merma en las ventas.
En Antioquia, por ejemplo, la semana pasada se sacrificaron 4.000 cerdos de los 6.000 que habitualmente se matan. En dinero, algunos días se dejaron de vender 600 millones de pesos.
Llegó tarde la aclaración de que los cerdos no tenían nada que ver con la propagación de la enfermedad y el pánico, mezclado con ignorancia, condenó al popular "marrano".
Con el cambio de nombre y las campañas aclaratorias, la situación ha mejorado un poco, pero el daño está hecho y el cerdo fue el que pagó el pato de la imprudencia.
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