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Intervención, militares y un adiós: la crisis de Jair Bolsonaro

Sergio Moro, el ministro más importante del Gobierno, renunció por roces con el mandatario.

  • Presidente de Brasil Jair Bolsonaro en compañía de su exministro de Justicia y Sergio Moro, quien renunció ayer viernes. FOTO Getty
    Presidente de Brasil Jair Bolsonaro en compañía de su exministro de Justicia y Sergio Moro, quien renunció ayer viernes. FOTO Getty
25 de abril de 2020
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cayó la Bolsa de São Paulo con la renuncia de Sergio Moro: Agencia AFP.

Una crisis de dos bandos cerca al presidente Jair Bolsonaro en Brasil. Sumado a la contingencia en salud por la que pasa su nación, siendo el territorio de Latinoamérica más infectado por coronavirus, en cuestión de días el mandatario perdió a los dos ministros más destacados de su gobierno. Pero, el más importante de todos, dimitió ayer dejando con su salida una acusación de que el mandatario quiere interferir políticamente en la Policía Nacional.

Se trata de Sergio Moro, el exjuez del caso Lava Jato (Odebrecht) que fue el encargado de liderar las investigaciones que llevaron a prisión por corrupción a empresarios y políticos, entre ellos al exmandatario Lula de Silva. En 2018, en los meses en los que el derechista estaba en campaña a la Presidencia, prometió que si llegaba al Palácio do Planalto Moro sería su ministro de Justicia. Lo cumplió y hasta ayer viernes Moro fue su aliado.

Más que un funcionario, era la ficha más aceptada entre la ciudadanía de su Gobierno. Cuando en julio de 2019 The Intercept reveló presuntos malos manejos por parte Moro a la investigación del Lava Jato que llevó a Lula a prisión, hubo manifestaciones masivas para defenderlo. En diciembre un estudio de la firma Dataholfa encontró que el 93 % de los brasileños lo reconocía como una figura destacada del gabinete y el 53 % aprobaba su gestión, lejos del 30 % que alcanzó el presidente en esa medición.

Bolsonaro terminó teniendo en su equipo a ministros que brillaban mucho más que él. Otra figura determinante que surgió en los últimos meses fue el exministro de Salud Luiz Henrique Mandetta, quien en sus últimas semanas de gestión cuestionó el manejo del coronavirus del Ejecutivo y apoyó a los gobernadores que decretaron el aislamiento preventivo. El 16 de abril el presidente lo despidió y en su lugar nombró a un médico oncólogo a quien le asignó como asesor a un exmilitar.

Uno más que cuenta con el respaldo de parte de la sociedad es el encargado de la cartera de Salud Paulo Guedes, quien en la última semana ha guardado silencio de esta crisis y ni siquiera participó en la conferencia de prensa en la que el Ejecutivo presentó su “Plan Marshall” para la covid. Así las cosas, con dos bajas y un ministro ausente, el Gobierno de Bolsonaro se adentra en tiempos de crisis, que se ahondan con los señalamientos que esbozó Sergio Moro al presentar su renuncia.

Moro, Bolsonaro y la Policía

Los días felices del matrimonio entre el exjuex Moro y Bolsonaro duraron poco. Este último siempre reclamó tener total independencia en el Ministerio de Justicia y desde agosto del año pasado se hicieron evidentes los desacuerdos entre ambos. En ese mes el mandatario intentó destituir al director general de la Policía Federal, Maurício Valeixo, un hombre que el propio Moro llevó al cargo. Esa puja la ganó el ministro y Valeixo siguió con su trabajo.

Esta semana la resolución fue diferente. En teoría, la Policía Federal es una institución que el Ministerio administra con independencia del Ejecutivo. Pero el presidente despidió a Valeixo en la noche del jueves. Moro solo se enteró de que su director ya no estaba en el cargo cuando fue publicado en el diario oficial del Gobierno. La dimisión de Moro fue inmediata.

“El presidente me dijo que quería tener en la Policía a una persona con quien tuviera contacto personal, a quien pudiese llamar, pedirle informaciones, informes de inteligencia (...) Prestar ese tipo de información no es el papel de la Policía Federal. Las investigaciones deben ser preservadas. Esos cambios implicaban una interferencia política”, aseguró Moro ayer.

Según el exjuez y exministro, Bolsonaro está “preocupado” por investigaciones que lleva la Policía Federal. Sylvio Costa, fundador del portal Congresso em Foco, aseguro que se trata de pesquisas en las que podrían estar salpicados “el presidente, su familia y aliados” por “varios delitos.

La salida de Moro sella la peor semana del presidente en su mandato: perdió dos ministros, el fin de semana participó en una protesta en la que los manifestantes respaldaban una intervención militar en el Congreso y fue criticado por esto, sus índices de aprobación no despegan, recibió críticas por despedir al ministro de Salud y Moro puso en duda su respeto a las instituciones.

Moro, entre tanto, sale fortalecido. “A largo plazo él se ha convertido en el principal adversario político a Bolsonaro para las elecciones de 2022”, dice la internacionalista e investigadora de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales, Carolina Silva. Cuando Cuando el político tomó posesión tenía una favorabilidad del 62 %, puntaje que ya está en 33 % según Dataholfa .

La duda sobre los militares

Silva añade que aún no es clara la posición de las Fuerzas Armadas. “Sabemos que los ministros y asesores militares apoyaban Moro y han trabajado para evitar su salida desde la primera crisis con Bolsosnaro, pero aún no se han pronunciado oficialmente”, dice.

Desde el ángulo que se mire la crisis del Gobierno todo apunta a un capítulo en el que las Fuerzas Armadas son determinantes. Los seguidores de extrema derecha reclamaron la intervención de los uniformados ante el Congreso. ¿La razón? Los opositores del presidente reclaman un juicio político. Desde otro ángulo, está fortaleciendo la participación de militares en su gabinete. Y, si Bolsonaro llegase a irse del poder, como la oposición lo reclama, su vicepresidente es el general retirado Hamilton Mourão.

“Lo cierto en Brasil es que los militares van a ampliar su poder. Eso puede llevar a una repercusión en las libertades democráticas, un gobierno militar, por así decirlo, como lo tuvimos hasta el 85. En el país ya ni siquiera se tiene la certeza de si Bolsonaro seguirá”, afirma Ana Luíza Matos de Oliveira, economista y profesora de Flacso Brasil.

Bolsonaro se está quedando solo, los mandatarios regionales gobiernan para sus Estados ante la falta de políticas públicas del centro, mientras el presidente ignora las alertas de la Organización Mundial de la Salud sobre el coronavirus, su gabinete se fractura y el Congreso lo vigila .

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