Andrés Manuel López Obrador (Amlo), presidente de México, pretende viajar 500 años atrás a una época en la que el continente americano –tal y como se le conoce hoy– no era ni siquiera una ilusión y su propio país no tenía ese nombre con el que ahora está en los mapas.
Con una visión maniquea de la historia, el mandatario envió cartas al Rey de España y al Papa Francisco para “invitarlos a que juntos hagamos un relato de lo sucedido desde el inicio de la invasión militar, los tres siglos de colonia y los 200 años de independencia”.
El objetivo que persigue Amlo es que estos reconozcan lo que él llama “agravios” cometidos en la época de la conquista y junto a él –y la visión de la historia que manifiesta– reescriban una nueva versión de este hecho para 2021, cuando se cumplen 200 años de la independencia de su país y 500 de la batalla por Tenochtitlán, que significó la caída del Imperio Azteca y una victoria de los europeos.
¿Perdón a qué?
México y los demás países del continente se deben a ese proceso de la colonización europea y a las posteriores batallas independentistas que se desencadenaron hasta la creación de las naciones que hoy se conocen.
“América es el fruto de esa simbiosis entre lo prehispánico y lo hispánico. De ahí surge esta cultura con toda su complejidad. No hay que pedir perdón de nada”, indica Maria Teresa Calderón, directora del Centro de Estudios en Historia de la Universidad Externado.
Amlo pretende juzgar con categorías del siglo XXI un hecho del siglo XVI, que ocurrió en un contexto en el que los españoles que arribaron encabezados por Cristóbal Colón no sabían que pisaban un continente nuevo y que –en medio de la colonización que él critica– también significó un encuentro de culturas que –al unirse– desencadenaron la creación de lo que hoy caracteriza este territorio.
Juan Marchena Fernández, PhD en Historia de América y profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, explica que este es un proceso de invasión que tiene que ver con la evolución de la humanidad. “No se puede categorizar como si se hubiera producido en nuestros días. Ni el Papa ni el Rey de España tienen por qué responsabilizarse de esos procesos expansivos de hace 500 años”.
La conquista e invasión de México que ocurrió en 1519 a manos de contingentes europeos, en su mayoría súbditos de la corona de Castilla, está enmarcada en el contexto de la expansión de Europa hacia el Atlántico, proceso que se desarrolló en las últimas décadas del siglo XV y durante la primera mitad del XVI, en la que participaron la mayor parte de las monarquías y estados europeos y, especialmente, sus grupos económicos y de comercio, narra este historiador español.
División por una disculpa
Mientras en México esta propuesta del presidente despertó un sentimiento nacionalista, en España tanto la monarquía como el gobierno rechazaron la declaración. La vicepresidenta Carmen Calvo aseguró que su nación “no tiene que pedir perdón a ningún país”. Por su parte, el Vaticano afirmó que el Papa ya pidió perdón por los “crímenes contra los pueblos originarios”.
Para el historiador mexicano Ilan Semo este hecho tiene dos posiciones. La primera, que el país es resultado de un conjunto de amalgamas culturales. La segunda, que la conquista fue devastadora. “Es un intento de poner la pregunta por la historia desde una perspectiva más crítica frente al criollismo que abre la discusión dentro del imaginario público. Amlo pertenece a una parte de este que despierta una vieja tradición nacionalista”, indica Semo.
“¿Perdón a qué?”, preguntará España. “A la conquista”, responderá México. Pero aún ante un hipotético acuerdo, estos sucesos ya ocurrieron y, tal como lo advierten analistas, es más una propuesta nacionalista.