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Netanyahu choca con su historia

El primer ministro fue imputado por corrupción mientras el país busca a su posible sucesor.

  • El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, fue el primer político nacido después de la creación del Estado en llegar a ese cargo. También es el que más ha durado en el poder. FOTO AFP
    El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, fue el primer político nacido después de la creación del Estado en llegar a ese cargo. También es el que más ha durado en el poder. FOTO AFP
22 de noviembre de 2019
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En los 71 años de historia del Estado de Israel jamás un primer ministro había sido imputado por corrupción. Hasta ayer, cuando la Fiscalía General presentó cargos contra Benjamín Netanyahu por los delitos de cohecho y fraude en tres casos abiertos en 2015. Desde comienzos de este año, cuando Netanyahu estaba en campaña, ya se escuchaban los señalamientos, pero solo la decisión del ente acusador oficializó el proceso.

El país tuvo dos golpes en un mismo día. Horas antes de que el fiscal general, Avichai Mandelblit, imputara a Netanyahu, se confirmó que su opositor Benny Gantz no pudo formar gobierno, a pesar de que se estudió la posibilidad de que ambos se unieran. Así, el político de 70 años, quien suma una década en el poder está cada vez más cerca de dejar el cargo.

Según la jurisprudencia, Netanyahu no está obligado a renunciar hasta que haya una sentencia en firme, pero tiene todo en contra. En lo judicial, la imputación abre la puerta a un juicio formal. En lo político, el Parlamento tiene tres semanas para encontrar a su sucesor. Si no lo logran, se convocaría, por tercera vez en este año, a elecciones generales.

El arma de Netanyahu es su cargo. Como lo explica el experto en temas de Medio Oriente de la Universidad del Norte, Janiel Melamed, de momento el bloqueo le favorece porque sigue en el Gobierno hasta que alguien lo reemplace. Pero, en el largo plazo, podría ser desgastante en la medida en que tantos comicios terminan socavando las bases de los electores.

Gobierno sin salida

Israel suma dos elecciones este año. La primera, en abril, cuando tanto el Likud (de Netanyahu) y Azul y Blanco (de Gantz) consiguieron 35 curules en el Parlamento. En ese momento el presidente Reuven Rivlin encargó a Netanyahu la tarea de formar gobierno, pero para finales de mayo fracasó en el intento, se disolvió el legislativo y convocaron a nuevos comicios.

En la segunda, en septiembre, el panorama empeoró. Azul y Blanco obtuvo 33 y el Likud 32, mientras el resto de las curules se distribuyeron en colectividades minoritarias. Con ese resultado fue Gantz quien recibió el encargo de formar gobierno. En ambas ocasiones, para liderar, Gantz y Netanyahu necesitaban de los escaños del otro a su favor, pero las negociaciones se frenaron.

Con el fracaso, Israel entra en un bloqueo político de tres semanas durante el que el Parlamento debe buscar entre sus diputados a una persona que cuente con el apoyo de al menos 61 legisladores para formar gobierno, sin importar el partido al que pertenezca. Si no lo logran, nuevamente convocarían a elecciones para un plazo máximo de tres meses.

El maestro en estudios de Medio Oriente, Sebastián Brizneda, recuerda que mientras Netanyahu esté en el poder tiene inmunidad jurídica, “uno de los motivos por los que ha buscado mantenerse”. Para Brizneda, tres factores miden su desgaste: el tiempo, los escándalos de corrupción y las alianzas con los partidos más conservadores y religiosos del país. Nada más sus promesas de campaña fueron la supremacía del sionismo y a la anexión a Cisjordania.

El aliado de Trump

Nunca antes Israel tuvo un bloqueo político de esta magnitud, menos en un escenario en el que el primer ministro en funciones se enfrenta a la justicia. El antecesor de Netanyahu –Ehud Ólmert, del partido Kadima– renunció al cargo antes de que estallarán escándalos de corrupción en su contra. Pero quien hoy es la cabeza del país promete mantenerse firme, tal como lo anunció ayer.

“Es un intento de golpe de Estado con falsas pretensiones y en el proceso de investigaciones sucias y trágicas. Un juicio diseñado para derrocar a un primer ministro titular, yo”, dijo. Él, quien es el único primer ministro nacido después de la creación del Estado de Israel y que participó como militar en dos guerras en Gaza, tiene una particularidad: es la mano derecha de Trump en Medio Oriente.

Justamente el martes, cuando el reloj avanzaba marcando el fin del plazo para formar gobierno, Trump reconoció como legítimas las colonias israelíes en territorio palestino. En diciembre de 2017 fue el primer país (y el único) en considerar a Jerusalén como capital de Israel y en mayo del siguiente año trasladó la embajada a esa ciudad.

En campaña Netanyahu hizo propaganda con fotos suyas junto a Trump y aún publica imágenes a su lado en redes sociales, una estrategia que pierde fuerza mientras la justicia y los electores marcan el nivel de un desgaste político que podría llevarlo al fin de su carrera.

120
diputados tiene el Parlamento de Israel, conocido como el Knéset.

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