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Si el pontífice emérito Juan Pablo II fue el que facilitó la caída de la Cortina de Hierro en Europa, el Papa Francisco podrá ser el gestor de la caída del Muro del Caribe. Esa idea guía los pasos del Santo Padre en su visita a Cuba, donde aterriza a las 4 p.m, para saludar a miles de feligreses que se agolpen junto al Aeropuerto José Martí.
Motivos tiene de sobra para ir a la isla, en calidad de quien desde el plano simbólico facilitó un histórico deshielo entre enemigos. Algo que sigue en curso, impulsado en parte por esta gira que concentra la atención mundial.
“Desde ya se ven signos de que su visita será clave para darle otro aliento a un proceso que él mismo ayudó a iniciar. E.U. anunció que sigue flexibilizando sus sanciones, y desde el día lunes se simplifican los procedimientos para viajar por turismo, efectuar negocios por Internet y transferir fondos a Cuba. Son señales de que ambas naciones creen en su mensaje de diálogo como instrumento de progreso político mundial”, explicó José Manuel Vidal, experto en el Vaticano y director del portal Religión Digital.
Como prueba de lo afirmado desde Madrid por Vidal, ayer se conoció que el presidente estadounidense, Barack Obama, y su similar cubano, Raúl Castro, hablaron por teléfono, y el tema fue el significado de la gira del Sumo Pontífice por ambos países.
“La conversación se centró en evaluar el proceso de normalización entre las dos naciones antes de la visita a Cuba y E.U. del Papa Francisco. Los mandatarios reconocieron la contribución del pontífice al inicio de una nueva etapa en las relaciones entre los dos países”, afirmó el gobierno cubano en un comunicado.
El proceso de deshielo no solo fue gestado por Francisco, a pesar de su papel crucial. Juan Pablo II y Benedicto XVI también incentivaron la reconciliación durante sus visitas (1998 y 2012, respectivamente). ¿Qué importancia tiene la isla para el Vaticano? Para Vidal, “es indudable que el clero valora el hecho de que a pesar de que hay un régimen comunista, este, a diferencia de otros países, respetó el papel de la Iglesia en la sociedad. Es un mensaje de respeto a las diferencias y creencias”.
Vidal no duda de que “la gira será otro éxito rotundo de este carismático líder”. No obstante, cree que los retos y peligros serán ya el martes 22, cuando vaya a E.U: “La seguridad debe ser impecable, porque allí hubo amenazas y verá adversarios dentro y fuera del clero. Poderosos a los que criticó por no estar cerca del pueblo. Si garantizan su protección, será un triunfo incontestable, por su apoyo popular”.
Desde Washington D.C, Emilio Viano, docente de política internacional de la American University, coincidió: “Aunque el Congreso está en control de la decisión que pesa sobre un eventual levantamiento del embargo, la presencia del Papa, un personaje aprobado por las mayorías, es una ayuda fundamental para que esta coyuntura continúe evolucionando”.
“Para los opositores al mensaje del Sumo Pontífice será muy difícil hacerse escuchar durante su paso por E.U. Más complejo aún será continuar esa línea intransigente. La prueba de que su mensaje de reconciliación entre pueblos triunfará es que ante sus gestos, la única respuesta de esa oposición son amenazas y exageraciones”, concluyó.