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El polémico documentalista estadounidense Michael Moore aprovechó su turno en la tarima principal de la Marcha por las Mujeres en el Parque Nacional. Frente a la enardecida multitud, mostró el titular de primera página de The Washington Post, que rezaba ayer: “Donald Trump toma el poder”.
“¡Yo no pienso eso! ¡El poder está aquí, porque somos la mayoría!”, expresó Moore frente miles de persona que, según estimaciones iniciales, pudieron superar a quienes vinieron el viernes a celebrar la posesión de Trump.
Este tipo de mensajes rebeldes tuvieron eco en cada rincón de Washington por donde pasó la multitud de marchantes, que defendió causas progresistas de forma pacífica y colorida, con discursos y conciertos.
“Es una oportunidad para mostrar nuestra fuerza como mujeres y recordarle a Donald Trump que estamos listas para pelear por nuestros derechos”, dijo Ana Martínez, de CASA, entidad encargada de un comité organizador.
En total, alrededor de 100 marchas se realizaron el fin de semana en relación con el cambio de poder en Washington. No obstante, la de ayer fue la más concurrida. “I’m a nasty woman” (soy una mujer asquerosa), podía leerse en pancartas que se solidarizaban con la demócrata Hillary Clinton, a quien Trump llamó “nasty” durante uno de los debates presidenciales. Así mismo, abundaron pequeñas leyendas relacionadas con políticas públicas: “Mi cuerpo, mi elección”, “Salud y Justicia”.
Esta marcha comenzó a gestarse en redes sociales y fue tomando fuerza cuando figuras del espectáculo y la política se integraron, como las actrices Scarlett Johansson y América Ferrera, o el congresista Luis Gutiérrez.
El enfoque fue sacar a relucir el récord de Trump en relación con asuntos que afectan a las mujeres, y que están incluidos en su agenda política. Aunque el nuevo presidente es altamente impredecible, sus posiciones en el pasado mantienen en vilo a sectores progresistas del país.
En el tema del aborto, aunque favoreció la práctica en los años 90 – incluso patrocinó eventos para esta causa-, como candidato cambió su posición. En su última declaración, dijo que prefería la prohibición con tres excepciones: violación, incesto, riesgo para la madre. Está en contra de licencias remuneradas para padres de familia cuando nace un bebé, así como de los permisos temporales de trabajo que intentó otorgar el expresidente Obama para padres indocumentados con hijos que nacieron en EE. UU.
En uno de sus últimos comentarios en el tema migratorio, Trump dijo que mantendría una postura firme, pero que tendría un “gran corazón” con los inmigrantes indocumentados en situaciones difíciles.
“No estamos seguros sobre lo que eso significa, no sabemos qué esperar”, afirmó Maya Ledezma, una mujer indocumentada que vive en Maryland y participó en la marcha.
Las manifestaciones se replicaron en distinta medida en los 50 estados, así como en 60 países del resto del mundo. En todas brilló el color rosa del gorro que usaron los asistentes. Esto se desprende del proyecto “pussyhats”, que en el inglés informal juega con dos conceptos: la vagina de la mujer, que según Trump en comentarios filtrados a la prensa el año pasado, pueden ser sujetadas con facilidad por parte de un famoso; y gorro, con orejas de gato, para mantenerse cálido el 21 de enero en Washington, día en que se realizó en EE. UU. una de las marchas más concurridas en la historia reciente del país.