Tres personas murieron, una de ellas degollada, este jueves en un ataque con cuchillo en una iglesia en pleno corazón de Niza, en el sureste de Francia, que el presidente Emmanuel Macron tachó de “ataque terrorista islamista” en un país en alerta máxima.
“No cederemos ni un ápice” en la defensa de los valores franceses, declaró Macron en un clima de tensión diplomática con líderes políticos y religiosos de países musulmanes, y tras la decapitación de un profesor a manos de un islamista hace dos semanas.
Además del ataque en Niza, un guardia del consulado francés de la ciudad saudita de Yedá fue herido en otro ataque y un afgano fue detenido en la ciudad francesa de Lyon cuando intentaba subir a un tranvía con un cuchillo, todo ello en la misma jornada.
El atacante de Niza, un migrante tunecino, de 21 años, que llegó a Francia a inicios de octubre tras pasar por la isla italiana de Lampedusa, irrumpió hacia las 09H00 (08H00 GMT), armado con un cuchillo, en la basílica de Notre-Dame en Niza, una ciudad de la Riviera Francesa que hace cuatro años fue blanco de un ataque yihadista que dejó 86 víctimas.
El atacante, quien, según una fuente próxima a la investigación, se llama Brahim Aouissaoui, gritó varias veces “Alá Akbar” (Alá es el más grande). Fue herido por al menos seis disparos durante la intervención policial y actualmente se encuentra hospitalizado.
Dos de las víctimas fueron asesinadas dentro de la basílica: una mujer de edad avanzada que fue degollada por el atacante, que intentó decapitarla, y el sacristán de la basílica, un laico de 45 años, casado y padre de dos niñas.
La tercera víctima, una mujer de unos cuarenta años gravemente herida, logró huir a un bar vecino, pero murió poco después, indicaron a la AFP fuentes policiales. “Digan a mis hijos que los amo”, logró decir antes de fallecer, según testimonios difundidos por la cadena BFMTV.
El joven tunecino había llegado a Lampedusa, puerto habitual para los inmigrantes indocumentados, a finales de septiembre. Fue puesto en cuarentena por las autoridades italianas, y luego puesto en libertad con orden de abandonar el territorio.
A mediados de mes, el profesor de Historia Samuel Paty fue decapitado por un refugiado ruso checheno por haber mostrado a sus alumnos, en una clase de libertad de expresión, caricaturas del profeta Mahoma.
El gobierno francés elevó el nivel de seguridad en todo el país a “urgencia atentado”, que corresponde a un estado de vigilancia máxima, y aumentó de 3.000 a 7.000 el número de efectivos militares que patrullan en las calles, para proteger en particular los lugares de culto en vísperas de la fiesta católica de Todos los Santos el domingo.
Daniel Conilh, un camarero de una cafetería cercana a la iglesia, contó a la AFP los minutos de pánico que se vivieron tras el ataque.
“Una señora vino directamente de la iglesia y nos dijo ‘¡corran, corran, hay alguien que atacó (con un cuchillo), va a haber disparos, hay gente muerta!’ Hubo una ola de pánico (...) oímos muchos disparos”.
“Vi al tipo (el atacante) entrar en la catedral. Después, oí muchos disparos”, dijo a la AFP Aurélien Thiebaut, otro testigo presencial del ataque.
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