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Jefe del Estado Islámico muerto en Siria fue delator y colaboró con EE. UU.

  • Lugar en el que el jefe del grupo terrorista fue acorralado por Fuerzas Militares de Estados Unidos. FOTO EFE
    Lugar en el que el jefe del grupo terrorista fue acorralado por Fuerzas Militares de Estados Unidos. FOTO EFE
03 de febrero de 2022
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Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, quien sería el número 1 del grupo yihadista Estado Islámico (EI), murió este jueves durante una operación de las fuerzas especiales de Estados Unidos en Siria, más de dos años después de la eliminación de su predecesor.

El ejército estadounidense “sacó del campo de batalla” al dirigente del grupo ultrarradical y “envió un fuerte mensaje a los terroristas de todo el mundo: los perseguiremos y encontraremos”, dijo el presidente estadounidense Joe Biden desde la Casa Blanca.

Todos los soldados estadounidenses están sanos y salvos.

Biden dijo haber ordenado un asalto en lugar de bombardear la casa donde se encontraba el líder del Estado Islámico para minimizar las bajas civiles, pese a que esto suponía “un riesgo mucho mayor” para los militares.

¿Quién era?

En octubre de 2019, Abu Bakr al Baghdadi, predecesor de Qurashi, fue eliminado en un ataque en la región de Idlib, controlada en gran parte por yihadistas y rebeldes.

Qurashi, de nacionalidad iraquí, se puso entonces al frente del grupo, responsable de numerosas atrocidades y atentados en Oriente Medio y en varios países occidentales. Pero los servicios secretos iraquíes y estadounidenses no lo identificaron formalmente hasta unos meses después. Washington prometió una recompensa de 10 millones de dólares sobre cualquier información para encontrarlo.

Conocido como “el profesor” o “el destructor”, Amir Mohammed Said Abdel Rahman al Mawla, yihadista con múltiples apodos presentado por el grupo yihadista como “el emir” Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, presidió, entre otros, la masacre de la minoría yazidí.

El jefe del grupo terrorista era un viejo conocido de Washington. Según informes de interrogatorios a los que tuvo acceso The Washington Post, cuando se encontraba en prisión entre 2007 y 2008 en Irak, habría sido informante para Estados Unidos.

En dichos informes, el detenido iraquí era descrito como un prisionero “cooperativo” con sus captores estadounidenses e inusualmente hablador, según información de The Washington Post. Asimismo, parecía hacer todo lo posible por ser útil, especialmente cuando se le ofrecía la oportunidad de informar sobre sus rivales dentro de su organización, entonces conocida como Estado Islámico de Irak.

En esos documentos quedaron recopiladas identidades, ubicaciones y horarios de los integrantes del grupo terrorista que fueron proporcionados por Qurashi.

Según periodistas de la agencia AFP en Atme, la operación estadounidense tenía como objetivo un edificio de dos plantas en una zona rodeada de árboles. Parte del edificio fue destruido y se veían rastros de sangre.

Miembros de la familia de Qurashi también murieron

Biden indicó que en el edificio donde se perpetró el asalto había “familias, incluidos niños”.

“Cuando nuestras tropas se acercaron para capturar al terrorista, en un acto último de desesperada cobardía, sin tener en cuenta las vidas de su propia familia u otras personas en el edificio, eligió hacerse saltar por los aires (...) en vez de enfrentarse a la justicia por los crímenes que ha cometido”, sostuvo el presidente estadounidense.

Qurashi no solo detonó un chaleco suicida para matarse, sino que hizo saltar por los aires todo el “tercer piso” de la residencia en la ciudad de Atme, añadió Biden, “llevando a varios miembros de su familia con él”.

Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), los militares estadounidenses aterrizaron en helicópteros cerca de los campos de desplazados de la localidad de Atme, una región de la provincia de Idlib, y luego comenzaron los enfrentamientos. Trece personas murieron, entre ellas cuatro mujeres y seis niños, informó la oenegé, que no dio más precisiones sobre las víctimas.

Los helicópteros habían despegado de una base militar en la ciudad siria de mayoría kurda Kobani (norte) y miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por kurdos, participaron en la operación, añadió el OSDH.

Yihadistas escondidos

Los expertos afirman que los campamentos superpoblados de la zona de Atme están siendo utilizados como base por los líderes yihadistas que se esconden entre los desplazados.

Partes de la provincia de Idlib y de las vecinas Hama, Alepo y Latakia están dominadas por Hayat Tahrir Al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), antigua rama siria de Al Qaida. La zona también alberga grupos rebeldes y otras formaciones yihadistas.

Todas estas facciones ya han sido objeto de ataques aéreos por parte del gobierno sirio, de Rusia –su principal aliado– pero también de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos y las fuerzas especiales estadounidenses.

Pero las operaciones con helicópteros siguen siendo muy raras en Siria.

La intervención del jueves tuvo lugar pocos días después del fin del asalto del EI contra una cárcel controlada por las FDS, en la región de Hassake (nordeste), donde murieron más de 370 personas. Fue la ofensiva del grupo yihadista más importante después de su derrota en Siria en 2019.

El EI fue expulsado de sus feudos en Siria e Irak pero sigue perpetrando ataques en estos dos países vecinos mediante sus células durmientes.

La compleja guerra de Siria, un país fragmentado en el que intervienen diferentes protagonistas, ha dejado unos 500.000 muertos desde 2011.

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