Las latitudes prioritarias para Washington son claras por estos días. La potencia norteamericana está especialmente activa en el continente asiático y varias coyunturas dan fe de eso. El anuncio del viaje reconciliador de Obama a la ciudad japonesa de Hiroshima y la renovada asertividad de los navíos militares estadounidenses alrededor de las disputadas Islas Spratly, en el Mar de China Meridional, son dos ejemplos claros.
Ningún presidente en la historia de la potencia había visitado aquella urbe portuaria que Harry Truman decidió devastar con la primera bomba atómica usada en guerra. Ahora uno de los centros industriales más prósperos de Japón, Hiroshima sigue siendo, no obstante, una mancha ineludible sobre lo que ahora es una alianza incondicional y una amistad de décadas.
Consciente de esas heridas y tras un mes de su diálogo con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, durante la Cumbre de Seguridad Nuclear (31 de marzo al 2 de abril), Obama decidió realizar esa visita, prevista para el 27 de mayo.
La Casa Blanca matizó en comunicado, sin embargo, el carácter de disculpa que tendría ese viaje: “Obama pondrá de relieve su compromiso con la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares. No va a revisar la decisión de utilizar la bomba atómica al final de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, ofrecerá un futuro compartido”.
¿Existe algún otro objetivo con dicha agenda? Para Diego Cediel, profesor de Ciencias Políticas y analista internacional de la Universidad de La Sabana, Obama también quiere dejar su acostumbrado sello en dicho tema.
“El asunto de Hiroshima aún levanta ampollas porque muchos consideran que fue una acción innecesaria y un uso desproporcionado de la fuerza por parte de EE.UU. Obama prevé, por tanto, dejar ese debate en el pasado. Su administración siempre apostó por el cierre de distintos capítulos que Estados Unidos históricamente pospuso: las tensiones con Irán, la enemistad con Cuba, entre otros. No se sabe si esto le resultará al actual presidente, pero ciertamente forma parte de su legado. Esto en Japón —en menor medida ya que es un aliado—, forma parte de esa dinámica y salda una deuda”, explicó.