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¿Quién era la periodista palestina asesinada en Cisjordania?

Shireen Abu Akleh murió de un balazo en la cabeza luego de cubrir por décadas las guerras de su país.

  • En palestina Shireen era símbolo del periodismo veraz. FOTO: EFE
    En palestina Shireen era símbolo del periodismo veraz. FOTO: EFE
13 de mayo de 2022
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Por un disparo en la cabeza murió Shireen Abu Akleh, el pasado 11 de mayo mientras hacía trabajo de campo en su labor como periodista. Vistiendo un chaleco antibalas azul que decía “prensa” cayó sobre el polvo de Cisjordania.

De nacionalidad palestina-estadounidense, tenía 51 años y trabajaba desde 1997 en el noticiero televisivo panárabe Al Jazeera. “Increíblemente humana en un entorno inhumano” fueron las palabras con que la calificó su noticiero. Era admirada por sus compañeros periodistas por desenvolverse año tras año en un entorno, el periodismo de guerra, en que los periodistas van y vienen, y no duran mucho. Casi como cumpliendo un servicio militar.

Un compañero suyo que corrió mejor suerte dijo: “Estábamos yendo a cubrir la operación del ejército cuando abrieron fuego hacia nosotros [...]. A mí me alcanzó una bala. La segunda le alcanzó a Shireen”.

Mientras la Unión Europea o el Gobierno de Estados Unidos piden una investigación clara y transparente, los gobiernos, siempre viejos conocidos, de Israel y Palestina se echan la culpa mutuamente.

El asunto es que, dentro de la guerra diaria que han vivido israelíes y palestinos, y que es algo cotidiano e ignorado por los ojos de occidente, la periodista de la bala en la cabeza cubría un enfrentamiento en la ciudad palestina Jenín, su país. Jenín había sido recientemente el sitio de refuerzo para las operaciones militares israelíes, al norte de Cisjordania.

Ya en entrevistas anteriores Shireen había hablado de los gajes de su oficio: “Busco un lugar seguro donde estar y una forma de proteger a mi equipo antes de preocuparme por las imágenes”. Y parece imposible para cualquier reportero de guerra no pensar en que algún día, mientras hace su trabajo, una bala puede impactarle el cráneo y dejarlo inerte en el paisaje bélico que, de alguna manera, les da de comer.

El presidente palestino, Mahmud Abás, condenó lo ocurrido: “Un crimen atroz de ejecución por parte de las fuerzas de ocupación israelíes”, y no desaprovechó para afirmar que hacía parte de los planes israelíes. “Una política general contra nuestro pueblo, su tierra y sus lugares sagrados”, dijo el mandatario, quien agregó que la ofensiva de Israel alcanzaba también a “atacar a periodistas para ocultar la verdad y silenciarlos”.

Y el jefe del Estado Mayor israelí, Avi Kohavi, dijo que la muerte de la periodista había sido producto de “palestinos armados”, pero se tragó sus palabras horas después y matizó diciendo que “en esta etapa, no es posible determinar de quién fue el disparo y lamentamos su muerte”, en un comunicado oficial del ejercito.

Todo esto ha ocurrido desde hace años en el conflicto palestino-israelí, ocurre estos días con la muerte de otra reportera de guerra, y, lo más probable es que siga ocurriendo. Todo mientras Rusia invade Ucrania acaparando la atención global.

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