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Rusia y Ucrania acuerdan “canje” de prisioneros
Por primera vez, ambos países avanzan en desescalar
el conflicto por las zonas fronterizas en disputa.
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Los mandatarios de Rusia, Vladimir Putin; Francia, Emmanuel Macron; Alemania, Ángela Merkel; y Ucrania, Volodimir Zelenski, se reunirán de nuevo en abril para evaluar resultados. FOTO AFP
10 de diciembre de 2019
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Con el compromiso bilateral de retirar las tropas de tres regiones limítrofes a marzo de 2020, concluyó ayer la inédita reunión entre el mandatario ruso Vladimir Putin y su homólogo ucraniano Volodimir Zelenski, que buscaba zanjar el conflicto entre ambos países, que afecta la región conocida como cuenca de Donestk, controlada por grupos separatistas y que según estimaciones oficiales, en cinco años ha dejado unos 13.000 muertos.
Ambos mandatarios acordaron también dar inicio a un intercambio entre todos los prisioneros y los separatistas prorrusos antes de que termine el año. “Vamos a contribuir a la liberación mutua antes del 31 de diciembre de las personas detenidas, según el principio de ‘todos por todos’”, anunció Zelenski en una rueda de prensa al término de la cumbre.
Estos anuncios suponen avances en un proceso del que pocos esperaban resultados, pues la reunión ocurrió luego de tres años de completo alejamiento entre ambos gobiernos. No obstante, aunque Putin reconoció que el encuentro “fue un paso importante para el desescalamiento del conflicto”, para el presidente ucraniano los resultados fueron “pocos”.
La mesa de diálogo, conocida como “Normandía” por contar con la mediación de los gobiernos de Francia y Alemania, volverá a convocarse en abril para revisar el cumplimiento de los compromisos. Así lo anunció el mandatario francés Emmanuel Macron, quien señaló que “pedimos que nuestros ministros trabajen en los próximos cuatro meses, con vistas a organizar elecciones locales (en las regiones en disputa), con el objetivo de una nueva cumbre en cuatro meses”.
¿Avance real?
Por primera vez, desde que empezó el enfrentamiento en la cuenca de Donestk, los cuatro países de la mesa “Normandía” tienen incentivos reales para que se cumpla el alto el fuego. Así lo considera el miembro senior del centro de pensamiento británico Institute for Statecraft, Nicolás de Pedro.
“La motivación para el Kremlin está clara: un acuerdo que certifique un alto el fuego le permite concentrar su atención en otros asuntos, como la complicada situación económica doméstica, que es la principal fuente de malestar ciudadano en Rusia. Mientras que Zelenski necesita concentrarse en una agenda reformista para Ucrania, de lo que depende el éxito de su presidencia, y por eso la guerra del Donestk representa para él una enorme carga y una distracción”.
De Pedro señaló que “el apoyo internacional a Ucrania es decreciente”. Además, a su juicio, para Macron “el principal incentivo será presentar cualquier resultado positivo como un indicio de que su apuesta por ‘restaurar’ las relaciones con el Kremlin empieza a dar frutos, mientras que por el lado alemán, Ángela Merkel lleva años buscando un alto el fuego”.
En cualquier caso, “es muy importante recordar que el objetivo de Rusia no ha sido el Donestk, sino lograr el control estratégico de Ucrania. De momento la ha bloqueado y su integración a la Unión Europea y la Otan no está en ningún horizonte realista”.
En ese sentido, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Jochen Kleinschmidt, no es optimista y asegura que de este proceso “no se puede esperar nada”, puesto que “lo que quiere lograr Putin con esta guerra es mantener una situación de tensión en el espacio postsoviético y crear divisiones entre los países de Europa, que se van a ver polarizados entre los que van a priorizar la seguridad ante Rusia y los que priorizan los enlaces comerciales con ese país”.
El experto prevé que “justamente por eso Putin va a dialogar durante mucho tiempo y ese diálogo no va a conducir a nada. El conflicto le sirve más a él si no se soluciona”.
De momento, será el desarrollo de las elecciones locales que se convoquen próximamente en las zonas disputadas el que servirá como primer termómetro del avance real del desescalamiento .
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