Como si hubiera quedado “faltando cinco pa´l peso”. Esa es la sensación que dejó el contratista encargado de la reconstrucción del Parque Biblioteca Santo Domingo Savio, antes Biblioteca España, que “tiró la toalla” faltándole apenas un 2% para entregar la obra que ya ajustó 10 años cerrada. La empresa se habría quedado sin plata pese al incremento del 200% en el valor del contrato.
Y es que si bien en Santo Domingo se han acostumbrado a convivir con la biblioteca en una “permanente obra gris”, en los últimos días a raíz del nuevo cese, el ambiente se siente extraño. Sí, en la zona siguen llegando turistas y las bullosas motos todavía se escuchan por las empinadas lomas; sin embargo, un silencio diciente –el de la ausencia de obreros– se apoderó del sector.
En la biblioteca, el único frente que se mantiene “activo” es el de las correrías de Triste, Teatro, Magnus y otros perros de la zona que retozan y juguetean mientras de fondo suena a todo taco una canción de Amanda Miguel que tal vez acompaña los quehaceres de una ama de casa.
Ahora, si hablamos de obras, los únicos que se ven trabajando en la Biblioteca son los miembros de una cuadrilla de jardineros que batalla para mantener la maleza a raya y los jardines embellecidos, una labor encomiable pero que no tiene mucho sentido en un espacio que hoy más que un centro cultural para una población vulnerable, parece más un enorme y solitario cementerio... de ilusiones. ¿Qué hará la alcaldía y qué nueva fecha le prometieron a la comunidad?
Rosario de desplantes
Según comentaron los vecinos del sector, desde hace casi dos meses no se ven obreros de la empresa IDC Inversiones SAS, encargada de la reconstrucción desde 2022, en la zona. Es como si se los hubiera tragado la tierra así como a los ingenieros que constantemente iban a comentarles a los vecinos como avanzaban las obras.
Si bien en el sector tristemente están “acostumbrados” a que desde la administración queden mal con la reapertura del espacio, la última “tirada de toalla” ha sido la más dura, pues se supone que ya casi se terminaba la obra. Y es que si uno se pone a mirar hacia atrás se da cuenta que la “mamadera” de gallo con la biblioteca ha sido un asunto constante.
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Aunque el proyecto de reconstruir el espacio inició entre 2016 y 2017, fue en 2020 –con el recién posesionado alcalde Daniel Quintero– que cogió fuerza. Este tomó forma en 2021 luego de que el Concejo aprobara la reconstrucción del espacio –que en 2007 había costado $15.000 millones– apalancándola con vigencias futuras por $30.800 millones.
Para enero de 2022 empezaron las obras por parte de IDC Inversiones SAS –cuestionada empresa que tiene varios escándalos en Antioquia y cuyo historial de dejar obras tiradas sigue vigente–. Ese primer vínculo decía que la Biblioteca estaría en 11 meses. ¿Qué pasó?
Para enero de 2023 la alcaldía de Quintero mostró como un “importante hito” haber alcanzado el reforzamiento de todo el sistema de cimentación (compuesto por nuevas pilas y vigas) y el reforzamiento de columnas y muros, avance que calculó en apenas un 50% de la obra, pese a que el plazo inicial estaba por extinguirse. “Podemos decir que vamos muy bien y que para el segundo semestre de este año la biblioteca será una realidad”, dijo en ese entonces la secretaria de Infraestructura, Luisa Gómez Villegas.
Pero las obras se extendieron hasta noviembre de 2023. En ese entonces, la Alcaldía de Medellín le contestó a este diario que para esa fecha ya iban invertidos $37.300 millones y que como en noviembre no fue, se iba a tramitar una nueva prórroga hasta el 19 de mayo del 2024. Eso sí, aclararon que a la obra no le faltaba plata. Y ojo que para ese noviembre de 2023, la Alcaldía dijo que el avance de la obra fue del 90%.
Llegó junio de 2024, ya como alcalde Federico Gutiérrez, y nada que reabrían la biblioteca. La Secretaría de Infraestructura le confirmó a EL COLOMBIANO que el contratista planteó la necesidad de ampliar el tiempo de ejecución de los trabajos por dos meses y 10 días más, por lo que la nueva fecha de entrega de obras quedó para julio del año pasado.
Hasta ahí ya se acumulaban seis prórrogas y cinco adiciones de plata por $16.800 millones, mientras que el avance en las obras llegaba al 87%, sí, un retroceso. Es decir que lo que entregó Quintero no estaba tan adelantado. Aún así, rescatar la biblioteca ya había valido más de $40.000 millones (y sin contar la interventoría por otros $6.000 millones). La apertura para el servicio de la comunidad se fijó para el 30 de noviembre de 2024. Sin embargo, para diciembre la obra iba en 96%.
“¿Y qué garantizará que no se pida una nueva prórroga? Según el secretario de Infraestructura, Jaime Naranjo, que “ya definitivamente casi todos los materiales están y los que no, que son una ventanería especial y unos paneles acústicos, los están terminando en las fábricas visitadas”, dijo la Secretaría en 2024 a este diario.
Y ese fue el último plazo oficial que se le dio a la comunidad sobre la posible apertura.
Este diario revisó los documentos del contrato de enero de 2025 y encontró que la Secretaría de Infraestructura había puesto el final de marzo como fecha de culminación de las obras. Desde entonces, aparte de rumores que señalaban que se daría en diciembre de 2025, no hay nada.
¿Cuándo será al fin la entrega?
Este diario consultó a la Secretaría de Infraestructura para conocer más detalles del tema. La entidad confirmó que actualmente las obras se encuentran frenadas luego de que el 13 de febrero de 2025 se suspendiera el contrato con IDC cuando el avance de obra iba en el 98% y solo faltaban dos días para su finalización oficial.
Según la Secretaría, “el contratista manifestó no contar con recursos para poder continuar con las obras; por esta razón, se procedió a la suspensión del contrato y así definir en mesas técnicas una ruta jurídica que permitiera su cierre y la tasación de los perjuicios de las obras pendientes”.
En cuanto al avance por edificaciones, la Secretaría señaló que la Caja 1 quedó terminada y equipada con la dotación necesaria para la operación de todos sus pisos. La Caja 2 también finalizó sus obras y recibió mobiliario, aunque quedaron pendientes la instalación de las vidrieras internas en los pisos 3, 4 y 5, además de algunas adecuaciones en los pasamanos. En la Caja 3 se concluyeron la estructura metálica y la fachada externa, pero continuaban en proceso las labores de acabados, redes contra incendios, instalaciones hidráulicas y alumbrado.
La Secretaría añadió que el contrato con IDC se finalizó el 27 de agosto de 2025. “Para culminar las obras faltantes, actualmente la Secretaría de Infraestructura adelanta con la Empresa de Desarrollo Urbano – EDU– la estructuración de un contrato interadministrativo”, añadieron.
Frente a si se le informó de estas situaciones a la comunidad, el Distrito comentó que siempre, sobre todo desde 2024 y ante las dificultades mencionadas, se ha mantenido comunicación fluida con la comunidad. “En general, estas reuniones se realizan cada mes o cada dos meses; la última tuvo lugar el pasado viernes 19 de septiembre de 2025”; aunque esto contrasta con lo dicho por los habitantes quienes señalan que desde hace dos meses no han vuelto a ser contactados para nuevas reuniones informativas.
Frente a la próxima fecha de entrega, la Secretaría señaló que “una vez se formalice el contrato que se adelanta con la EDU, se podrá contar con una firma contratista que luego de presentar su esquema de trabajo nos permita contar con una fecha de entrega, conforme a los cronogramas de obra que se establezcan en los documentos contractuales”. En síntesis, no hay fecha clara.
Este diario buscó a IDC para conocer su postura, pero al cierre de la edición no había contestado. Su respuesta es importante porque a raíz de su vinculación a casos de presunta corrupción como Aguas Vivas, su salida deja un tufillo más allá del lío económico. En 2022, a IDC se le entregó el contrato para la construcción del Parque de Artes y Oficios de Bello, por $76.000 millones.
Lo único cierto es que ya es justo que se honre la paciencia de la gente de Santo Domingo devolviéndole la obra pública que tal vez tenga el récord de promesas incumplidas, porque tal como va la cosa se va a cumplir el adagio que repiten los vecinos: “Dijeron que la obra la entregaban en diciembre... pero no de qué año”.