Hace diez años el sector de explotación de minas y canteras representaba el 2,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Antioquia, el año pasado esa participación fue de 2,3 por ciento y la meta de la Gobernación es que termine este año en el 2,4 por ciento.
Pero el contexto es complejo y la administración seccional reconoce que la minería está golpeada, los precios del oro están bajos al punto que se ha afectado la balanza comercial y según reportes de la Cámara de Comercio de Medellín las exportaciones del metal tuvieron una variación negativa de 25,38 por ciento el año anterior.
En el arranque de este año, según el Dane, Antioquia siguió observando una reducción en sus exportaciones (-26,4 por ciento en el primer bimestre), explicado principalmente por la caída en las exportaciones de oro (-45,9 por ciento).
Otro de los objetivos de la Gobernación es aumentar la producción anual de minerales (oro, carbón, calizas, gravas y arenas), pero las autoridades admiten grandes debilidades en la medición de la extracción de esos materiales y la producción ilegal de los mismos, aunque la problemática no es exclusiva de la región.
Bajo esas condiciones el ánimo de los inversionistas es conservador, además de que el panorama legal no es claro, pese al potencial minero que tiene Colombia y Antioquia en particular.
El panorama nacional
La situación de la minería en esta región se replica por todo el país y por ello la Asociación Colombiana de Minería (ACM), intenta hoy y mañana en su primer congreso, en Cartagena, promover la minería bien hecha.
El presidente del gremio, Santiago Ángel Urdinola, destacó la realización del congreso como “una oportunidad que le permitirá al país abordar los temas coyunturales de la industria en un escenario de precios bajos con una mirada para encontrar posibles alternativas y seguir siendo fuente de desarrollo”.
El encuentro, que será el primero de la ACM, abordará aspectos como la visión sobre el futuro de los commodities mineros en el mundo, la importancia de los recursos mineros en las finanzas públicas, el medio ambiente como factor determinante para la industria, la competitividad del sector para atraer capitales y el papel de los empresarios en el posconflicto.
Por su parte el experto en temas mineros Eduardo Chaparro Ávila afirma categóricamente que el sector no solo pasa por un periodo de extrema contracción: “no es una época de vacas flacas, lo que pasa es que las vacas están extremadamente flacas y se están muriendo”.
A juicio del analista, el hecho de tener que afrontar la caída de precios, como la del carbón, hace que el negocio se deba replantear y si en el pasado se gozó de la bondad de los precios hoy la dinámica es bien distinta.
