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Que el peso esté costando cada vez menos frente al dólar, también debe ser otra presión para que el Gobierno apresure el paso en la presentación de una reforma tributaria este mismo año.
Así aseguraría recursos para 2016 ante una deuda externa que le cuesta cada vez más (40.660,5 millones de dólares, a marzo), mientras sube la emisión de bonos (5.100 millones de dólares, en 2015) y el déficit fiscal del Gobierno central no cede: para 2014 fue de 18,63 billones de pesos, según la Contraloría (ver recuadro).
En estas condiciones, hay dos posibilidades: Que se acelere la esperada reforma “integral”, aunque la comisión de expertos independientes solo entregará sus recomendaciones en diciembre; así que solo haría tránsito por el Congreso el próximo año y sería vigente a partir de 2017.
Para ese momento ya sería tardía ante la apremiante situación fiscal, a juicio del exministro de Hacienda Juan Camilo Restrepo.
“Es preocupante que el Gobierno dilate mucho una decisión de reforma tributaria integral, pues todos los balances de la realizada en 2014 arrojan que fue un fracaso técnico e impositivo por las extravagantes tarifas impuestas a las empresas”, agregó el experto en hacienda pública.
La otra opción del Gobierno es una minirreforma de “emergencia”, como la que ya hizo el año pasado. Por esa vía puede tapar el hueco fiscal de un 2016 de menos ingresos, por la caída de los precios del petróleo que, a su vez, aumenta la devaluación del peso y hace más costoso el servicio a la deuda en dólares.
“Es probable que este año haya que hacer algún tipo de reforma, así no sea estructural, porque el año entrante ya hay un faltante por cubrir y la necesidad de financiamiento será mayor para el Gobierno”, plantea Camila Pérez, directora de Análisis Macroeconómico de Fedesarrollo.
En esas condiciones, el presidente Juan Manuel Santos afirmó el 5 de junio pasado que “no estamos pensando en presentar ninguna nueva reforma tributaria”, pero desde ya se propone al Congreso que en el Presupuesto General de la Nación de 2016 se destinen 48,6 billones de pesos al servicio a la deuda, 1,48 billones más de lo apropiado para tal fin en 2015.
No obstante, hay que tener en cuenta los cubrimientos en dólares para minimizar el riesgo cambiario que ha previsto el Ministerio de Hacienda, así como los recursos disponibles en dólares para honrar el servicio a la deuda, precisa José Manuel Restrepo, analista económico y rector de la Universidad del Rosario.
Asimismo, concluyó, que la “reforma tributaria no espera”. En concordancia con Pérez y el exministro Restrepo, agregó que no debe tocar a las empresas, por lo que queda “revisar el IVA, que afecta a consumidores, así como el impuesto al patrimonio y a dividendos que reciben las personas naturales”, concluyó.