No arriesgar en tiempos de incertidumbre es la máxima de la clase media cuando las proyecciones económicas no son las más optimistas. Gastar en lo estrictamente necesario es la base del equilibrio financiero del hogar. De ahí que no haga parte entre esos planes la adquisición de bienes durables como los carros. Y si se le suman las consecuencias medioambientales y el caos de movilidad, se ahonda en la decisión de no destinar, al menos 24 millones de pesos, para comprar un carro.
Durante abril de 2019 las ventas de nuevos vehículos en Colombia cayeron 2,1 % si se comparan con los resultados del cuarto mes del año pasado, según el informe de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos). Mientras que en abril de 2018 se comercializaron 20.209 carros, durante este año la cifra cerró en 19.778. La razón, de acuerdo con Andemos, se dio por caídas en marcas tradicionales como Chevrolet y Kia.
Estas dos firmas que sumaron al menos 4.600 unidades al parque automotor colombiano, descendieron 26,9 % (para el caso de Chevrolet) y 8,5 % (en Kia). Suzuki y Toyota en cambio ayudaron a corregir en parte la caída gracias a incrementos del 24 % y 16,6 %, respectivamente.
De las marcas contactadas, Chevrolet, que tuvo la caída más importante, dijo que una de las razones estuvo en lo competitiva que se volvió la industria en el país.
“Si bien el volumen en ventas es importante para nosotros, es todavía más relevante el liderazgo de Chevrolet con los productos de gama premium (...) Estamos enfocados en dar a conocer el portafolio más robusto e innovador de camionetas del mercado”, aseguró Luis Salem, director de Mercadeo para General Motors Sudamérica Oeste (casa matriz de Chevrolet).
¿Pero a qué se puede adjudicar el hecho de que un segmento que se piensa siga recuperándose en 2019 haya tenido un mal abril? Para Raúl Ávila, profesor experto en economía de la Universidad Nacional, son varias las razones, pero si se tomara sólo la perspectiva del consumidor habría que analizar algunos fenómenos (ver Para saber más).
“A la gente le pesa el hecho de que se oiga que el desempleo aumentó, que la confianza inversionista no es la mejor, y que el dólar parece seguir encareciéndose. Todo eso presiona a que los hogares en el país piensen muy bien qué gastos se requieren, cuáles son los más provechosos y hasta dónde se quieren endeudar para hacer una compra de esta índole”, afirmó Ávila.
A motivar al consumidor
Para el analista las consecuencias de un entorno que genera más preguntas que respuestas podría ser una de las razones para que la industria automotriz aún siga a la espera de cuán grande puede ser la recuperación de su sector. De hecho la Encuesta de Opinión del Consumidor de abril, que realiza Fedesarrollo, muestra que la disposición de los hogares del país a comprar vehículo se deterioró 8,2 puntos porcentuales, si se compara con marzo de 2019, por lo que se mantiene en terreno negativo: -45,6 %.
“La mentalidad del colombiano promedio a comprar carro o moto antes que casa pudo haber cambiado desde hace un tiempo. Es muy probable que cada vez se encuentren consumidores más conscientes de la necesidad de endeudarse para cosas más importantes: adquirir un crédito con la idea de estudiar o pensar en comprar una casa. El pero allí es que el sector automotor también requiere del interés del colombiano, la tarea ahora es de ese segmento”, añadió Ramón Javier Mesa, profesor de economía en la Universidad de Antioquia.
En esa lógica, si bien las casas automotrices deben seguir seduciendo al consumidor nacional ¿cuáles son las facilidades de financiamiento?, y ¿cuáles son las opciones de movilidad que se acomoden a las necesidades? En ese sentido el trabajo se viene dando. Los hábitos de consumo para el segmento sin duda se han modificado (ver Paréntesis).
“Debería ser una sinergia entre empresas y Estado. Mientras las casas automotrices sigan teniendo un portafolio que se adapte a la demanda, y mientras el Gobierno Nacional genere incentivos para empujar la compra de ciertos tipos de vehículos, en el segmento empezará a hacer cada vez más real ese cambio”, dijo Oliverio García, presidente de Andemos.
Ese nuevo consumo se traduce, por ejemplo, en un interés más marcado por la adquisición de vehículos híbridos (que tienen combustión no tradicional) y eléctricos. De acuerdo con Andemos ese segmento creció 338,2 % en los primeros cuatro meses de este año, al pasar de 136 a 596 carros comercializados. Lo híbridos pasaron de cinco a 300 unidades vendidas, mientras que los totalmente eléctricos aumentaron en 195,5 %.
Resulta llamativo que mientras la firma surcoreana Kia perdió en el portafolio “tradicional”, tuvo la mayor participación de mercado para el caso de los vehículos con combustión no tradicional: alcanzó el 34,22 % de esas ventas. La empresa pasó de vender tres carros de este tipo a abril de 2018, a 204 durante el mismo periodo de 2019; es decir, tuvo un crecimiento cercano al 6.700 %. Seguido está Renault con 115 unidades comercializadas y BMW, con 70.
El problema con el dólar
Para Eduardo Visbal, vicepresidente de Fenalco, la caída en sí no reviste algún tipo de preocupación para alcanzar los números de crecimiento que se quieren de cara a cierre de año. “Es un comportamiento que se considera como normal, y se espera que en la segunda mitad del año la intención por comprar vehículos se incremente. También se necesita que las condiciones macroeconómicas como un dólar, cercano a los 3.300 pesos se, apacigüen”.
Visbal hace énfasis en lo que se considera es otra de las causas de una caída en las ventas del segmento: un dólar fortalecido y un peso débil. El fenómeno genera, entre otras cosas, que el precio de los carros importados se incremente. “Esto sin contar que los mismos consumidores entienden que en algunos casos los repuestos de los automóviles, por ejemplo, también se encarecen”, agregó Ávila.
Finalmente, el hecho de que los precios del barril de petróleo se recuperen y lleguen, en el caso del Brent (referencia para Colombia), a los 70 dólares, supone que la gasolina también subirá de precio. “Esos costos los sienten los consumidores, de ahí que se piense en invertir más en una primera compra para adquirir un carro de combustión a gas o 100 % eléctrico, y que al final exista una reducción de costos relacionados a la gasolina, por ejemplo”, puntualizó el profesor Ramón Javier Mesa.
Las soluciones
Frente a esto último, el recién aprobado Plan Nacional de Desarrollo contiene un apartado en el que se reducirá el IVA en la gasolina del 19 % al 5 %, aunque esto no quiere decir que el costo del combustible bajará. Lo que ocurrirá es que se creará un fondo de precios que entrará en funcionamiento cuando, a razón de las fluctuaciones internacional del mercado, el precio del petróleo se incremente.
Además para que, según Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, “exista una correspondencia en comparación con los precios internacionales de la gasolina. El consumidor pagará lo mismo por el combustible, pero igualmente ayudará a tener un manejo más racional”, dijo el pasado 6 de mayo.
En suma, las casas automotrices están, cada vez más, ante la necesidad de solventar las coyunturas internacionales como una devaluación del peso frente al dólar y un precio del petróleo al alza. Esto sin dejar de lado que el consumidor actual piensa en la reducción de costos, preferiría invertir en otro tipo de bienes o servicios, y que es más consciente sobre las dificultades de moverse en una ciudad como Medellín.