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La Haus: la historia detrás del milagro empresarial de 2021

La empresa creada por Rodrigo Sánchez- Ríos y Tomás y Jerónimo Uribe
ha conquistado hasta al magnate Jeff Bezos. Sánchez-Ríos le contó en detalle a EL COLOMBIANO la historia del milagro.

  • Rodrigo Sánchez-Ríos siempre usa dos camisas, esa es su marca personal. FOTO Carlos Velásquez
    Rodrigo Sánchez-Ríos siempre usa dos camisas, esa es su marca personal. FOTO Carlos Velásquez
19 de septiembre de 2021
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Tal vez ningún emprendimiento en Colombia puede contar, como La Haus, que el hombre más rico del mundo, el magnate Jeff Bezos, decidió invertir en él.

Rodrigo Sánchez-Ríos, uno de los creadores de La Haus, fue el encargado de ir a visitar al fundador de Amazon y le contó a EL COLOMBIANO detalles de esa visita en la que Bezos les ofreció invertir más de lo que necesitaban.

Pero eso no es todo, La Haus comenzó el año con 300 empleados y hoy tiene 900, según cuenta Sánchez-Ríos. Nada mal en plena pandemia.

¿Cuál es la gracia de La Haus? Que los clientes pueden comprar una nueva vivienda sin moverse de su casa: solo utilizando la app en el teléfono o en el computador. Todo se hace de manera digital: revisar hasta el último detalle del diseño, hacer un recorrido virtual por la vivienda, el cálculo de cómo sería el pago y hasta la separación del bien, gracias a que la plataforma de la Haus está conectada a la de los proyectos inmobiliarios o incluso es la misma que estos utilizan. Para lograrlo La Haus ha tenido que hacer un sofisticado desarrollo de software.

La Haus empezó a materializarse en 2017 y entre sus inversionistas también están Hernan Kazah y Nicolas Szekasy, fundadores de Mercado Libre; Pete Flint, fundador de Trulia.com —mercado inmobiliario en línea de Estados Unidos— y de NFX —una empresa semilla para innovadores—; y el ya mencionado Jeff Bezos, fundador de Amazon.

Las casualidades que crearon todo

Esta historia inicia cuando Rodrigo Sánchez-Ríos decidió salir de su México natal, en medio de la crisis del .com. La burbuja creada por los primeros emprendimientos de base tecnológica explotó entre 1997 y 2001, mientras él estudiaba computación en el Instituto Tecnológico de Massachusset (MIT), en Estados Unidos. En el MIT, su aprendizaje en sistemas no fue tan significativo como “el contacto con personas brillantes”, quienes lo motivaron a viajar a Nueva York para incursionar en el sistema financiero. Estando en la capital mundial de las finanzas, Rodrigo coincidió con el colombiano David Vélez, ahora fundador de Nubank, pero entonces eran solo unos muchachos.

Muy pronto, Rodrigo se enteró de que si quería brillar en el mundo financiero debía hacer un MBA. Luego de un año sabático en España, regresó a Norteamérica en 2011 para hacer su MBA en Standford y conoció a Tomás Uribe, el hijo del expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Ambos tuvieron la oportunidad de recibir cátedras de Steve Jobs (fundador de Apple) o de Bill Gates (fundador de Microsoft), entre otros grandes visionarios. Sánchez-Ríos cuenta que al verlos pensaba: si ellos pueden yo también puedo. Solo se trata de creer.

Colombia, la tierra para emprender

Por aquella época, Tomás le fue metiendo a Colombia por los ojos a Rodrigo: le hablaba de Cartagena, de Medellín, de los lugares asombrosos que debía visitar, “mientras yo no conocía nada más al sur, solo Cancún”, dice el hoy empresario. Finalmente, a inicios de 2012 Rodrigo viajó a Suramérica y lo que encontró en Colombia, y particularmente en Medellín, le abrió los ojos. “Sentí el mismo optimismo que se vivía en México en los 90, no habían llegado aún las marcas internacionales, todo lo que se veía en El Tesoro, por ejemplo, era Vélez, Studio F, Tennis, marcas de las cuales yo nunca había oído, y todo era baratísimo”. Le parecía que además Colombia tiene una ubicación geográfica privilegiada: “Solo a cuatro horas de Miami, mientras que viajar desde San Francisco a la capital de Florida puede tomar seis horas... todo eso lo convertía en un paraíso con futuro”.

Lo primero que hicieron Rodrigo y Tomás —como trabajo del MBA— fue crear un proyecto inmobiliario en ciudades intermedias, dirigido a la clase media, y buscando llevar desarrollo a comunidades con rezago. La primera persona que creyó en el negocio fue precisamente la maestra de ambos en Standford, quien no solo invirtió en el proyecto de sus estudiantes, sino que puso a disposición de ellos una red de contactos de posibles inversionistas.

De ahí surgió Jaguar Capital, y construyeron Centros Comerciales a los que bautizaron Lo Nuestro en Apartadó (Antioquia), Montería (Córdoba), Cartago (Valle del Cauca), Soledad (Atlántico), y próximamente abrirán un Centro Comercial Lo Nuestro en Bogotá.

Según el relato de Rodrigo, lo primero era, a través de inteligencia artificial, identificar los barrios en ciudades intermedias que permitieran un mejoramiento urbanístico, que contaran con alta demanda inmobiliaria y poca oferta de servicios, y, una vez identificado el lugar, construían el centro comercial, en donde se ubicaban algunos servicios básicos y conseguían aliados para que levantaran viviendas cercanas. “Era la tecnología al servicio de la construcción y de la creación de comunidad”, dice.

El día que inauguraron Lo Nuestro en Apartadó, recuerda Rodrigo que una mujer ya entrada en años les dijo en medio de lágrimas que nunca en la vida pensó que algo tan bonito, iba a existir en su pueblo. Y ahí se dieron cuenta, según Rodrigo, que era posible llenar de dignidad los barrios.

Ya Jerónimo Uribe, hermano de Tomás, había terminado también su MBA en Standford, y se vinculó a Jaguar. Rodrigo admite que ser socio de los hijos de un expresidente le abrió las puertas. “Empresarios nos contestaban el teléfono, y eso ya era una ventaja, no lo puedo negar; pero de ahí en adelante la idea era lo que hacía la diferencia”.

Lo más interesante ocurrió en 2017, cuando Tomás, recuerda Rodrigo, le dijo: “Es hora de que dejemos de pegar ladrillos”. Ya ambos habían visto como su amigo David Vélez construía por entonces el banco digital más grande de la región y que a través de la tecnología estaba transformando “una industria anticuada”. Así que ambos utilizaron la experiencia de David como un espejo, y se plantearon cómo podrían utilizar la misma tecnología para transformar la industria inmobiliaria.

Nace La Haus y llegan los inversionistas

Aún Rodrigo no sabe a ciencia cierta cuándo fue que nació La Haus, la transición de Jaguar Capital al nuevo emprendimiento se dio en varios pasos. Lo primero que hicieron fue crear la página web www.encuentratuproyecto.com, bajo el lema: “¿Busca una casa y no sabe por dónde empezar?, asesórate con la mejor tecnología. Deja tus datos y te contactamos”.

Y esa web empezó a tener vida propia, y meses después, ya en 2018, Rodrigo, Tomás y Jerónimo estaban constituyendo La Haus, una empresa que desarrolla, gracias a la inteligencia artificial, una experiencia de compra de vivienda que permite, inclusive, hacer los contratos de compraventa virtualmente: “Le ofrecemos a la persona acompañamiento desde que nos dice lo que quiere comprar hasta que toma la decisión, pasando por la claridad de qué está buscando y dónde, haciendo recorridos virtuales de las viviendas, del urbanismo, los precios, los mecanismos de financiación, todo verificado en tiempo real”, dice Rodrigo.

Para lograr todo eso, La Haus se trajo para Colombia a talentos del mundo. La primera gran adquisición fue Santiago García, “un genio de la tecnología” que trabajaba en Brasil; montó toda la plataforma y lo hicieron socio.

Muy rápido, a través de la red de Standford, lograron financiación de Pete Flint por 1,5 millones de dólares, su experiencia como creador de Trulia, que es una aplicación inmobiliaria pionera en Estados Unidos, se hizo fundamental para La Haus. Trulia, en su momento, recaudó US$33 millones de capital de riesgo, lo que la convirtió en líder en la industria.

Con esos recursos, lograron salir de Medellín y empezaron a operar en Bogotá —donde ahora son muy exitosos—, y llamaron la atención del mejor fondo de inversión de Latinoamérica: Kaszek Ventures, propiedad de Hernan Kazah y Nicolas Szekasy, fundadores de Mercado Libre. Esa negociación se produjo en Nueva York y lograron una inyección de 10 millones de dólares, con lo que La Haus llegó a México. El puente del meganegocio fue el también antioqueño David Vélez, quien ya había recibido recursos para Nubank.

Pandemia: la crisis mundial de la industria

Crear una empresa y volverse exitosos tan rápidamente casi les pasa factura cuando el mundo de los negocios se congeló por la pandemia. No llevaban tres años de operación cuando llegó el coronavirus. Tenían el afán de responderles a sus inversionistas, a sus empleados, habían acabado de abrir operación en México y el negocio de la vivienda se estaba yendo a pique.

Solo en Colombia, en febrero de 2020, se vendieron 15.000 viviendas nuevas, para marzo fueron apenas 5.000 y en abril 1.500, es decir, el mercado de vivienda se redujo un 90% en solo tres meses. Entonces, nadie se imaginaba que podría repuntar tan rápido como lo hizo a partir de mayo. Durante cada mes de 2021, en el país se han registrado las mejores ventas de la historia del mercado inmobiliario, solo en agosto se vendieron 20.366 viviendas. (Ver Paréntesis)

Y en esa recuperación, La Haus cuenta hoy con una buena tajada, que oscila mensualmente entre el 5% y el 10% del mercado inmobiliario de Colombia, según los cálculos de Rodrigo. En promedio, dice él, están vendiendo cerca de US$340 millones al año, pero planean llegar a los mil millones de dólares.

De una gran crisis mundial, La Haus encontró una gran oportunidad, desde abril de 2020 ha aumentado su operación 20 por ciento cada mes, y, si en enero de 2021 contaba con 300 empleados, ahora tiene más de 900 colaboradores en Colombia y México.

“El confinamiento hizo que las personas se concientizaran más de la calidad de su vivienda, de la ubicación, de los espacios verdes, de la cercanía con la familia y ya no tanto con el trabajo; y esto, sumado a las bajas tasas de interés hipotecario y al aumento en el uso de la tecnología fueron los ingredientes perfectos para la rápida recuperación de la actividad y de la expansión de La Haus”, detalla Rodrigo.

Y en medio de toda esa situación esperanzadora, recibieron una inyección de US$35 millones en una ronda de inversión liderada por Greenspring Associates, “mucho más de lo que necesitábamos, porque somos muy eficientes”, dice el empresario. La consecuencia fue un repunte de ventas en México, donde ya tiene mejores cifras que en Colombia.

Más tarde, uno de sus inversionistas, que por azar del destino también era amigo personal de Jeff Bezos, fundador de Amazon, les gestionó una reunión con el magnate. Rodrigo viajó a Estados Unidos y le “echó todo el cuento”: de la cantidad de personas a la que quieren impactar, del crecimiento, de los inversionistas, del reto que tienen por delante; así, se les hace el milagro, Bezos invirtió recursos luego de ofrecerles mucho más de lo que podían recibir, aunque por las cláusulas de confidencialidad que firmaron no es posible conocer cuál fue la cifra que recibieron. “Ese es un apoyo incalculable que nos va a llevar al siguiente nivel”.

En todo este camino ha habido mucho trabajo, ideas geniales, pero también mucha suerte: la de coincidir en Standford, la de encontrar redes de inversión por recomendaciones de amigos y la de sobrevivir a una pandemia mucho más fortalecidos.

Ya han recibido ofertas de grandes empresas del mundo que quieren comprar La Haus, pero se han negado, su expectativa es seguir creciendo hasta que sean tan grandes para comprarlas a ellas, porque en ese punto habrían ayudado a millones de personas a conseguir la vivienda de sus sueños. Dice Rodrigo: “Afuera hay un billón de personas que viven en condiciones subóptimas, y es a ellas a las que La Haus quiere llegar”.

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