Los accionistas del grupo automovilístico francés PSA (ensambladores de Peugeot, Citroën, DS, Opel y Vauxhall) aprobaron de forma definitiva la fusión con Fiat-Chrysler casi por unanimidad en una junta extraordinaria celebrada en paralelo a otra de la de la compañía italo-estadounidense.
La junta de PSA, que se celebró el lunes sin público y transmitida por vídeoconferencia, dio su visto bueno con el 99,95 % de los votos a una operación de unión entre iguales que se formalizará en una fecha todavía por fijar.
"Estamos listos para esta fusión, para esta creación de valor, para pasar a la siguiente etapa de esta fabulosa historia", había afirmado poco antes de que se hiciera público el resultado del voto Carlos Tavares, el "número uno" de PSA y futuro consejero delegado de Stellantis, como se denominará al conjunto que resulte de la unión de las dos empresas.
El nuevo gigante
Con los datos de las dos compañías en 2019, Stellantis será el tercer fabricante mundial de automóviles por su facturación, con 167.000 millones de euros, y el cuarto por el volumen de vehículos, con más de ocho millones, solo por detrás de Volkswagen, Toyota y la alianza Renault-Nissan-Mitsubisthi (ver Anécdota).
Tavares recordó que PSA ha conseguido mejorar sus resultados en los últimos años, hasta el punto de que fue la empresa del sector más rentable tanto en 2019, como en el primer semestre de 2020, y es también "líder" en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), con la primera plaza en ese aspecto en Europa, su principal mercado.
Adicionalmente, hizo hincapié en que el conjunto fusionado tiene ahora una posición financiera "sólida" y, para tratar de despejar dudas que han podido planear sobre el estado de Fiat-Chrysler, afirmó que ninguna de las dos empresas está en crisis.
Por lo que se refiere a la distribución geográfica, PSA está esencialmente presente en Europa (casi dos tercios de su negocio), mientras que Fiat-Chrysler, que también tiene una gran presencia en el Viejo Continente, obtiene más de la mitad de sus ingresos en Norteamérica. El gran desafío es el mercado asiático, y en particular China