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La caída en el Índice de Precios al Consumidor registrada para mayo fue de 0,32 %, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), esto significa que el costo de vida varió en esa proporción debido a una disminución en los precios de bienes y servicios transados en la economía.
Para ver un registro negativo de este tamaño, hay que remontarse hasta agosto de 2016, donde los precios habían visto alzas dramáticas a partir del paro nacional, aunque en junio de 2018, también se evidenció un decrecimiento, pero no en la misma proporción, según el Dane.
Con estos datos, se ha reflejado que en la mayoría de los casos, el coronavirus no significa un alza en los precios, ¿por qué?
Carlos Sepúlveda, decano de Economía de la Universidad del Rosario, explica que para estos cálculos “se tienen dos choques: uno de oferta (el que vende) y uno de demanda (el que compra). El primero tiende a aumentar los precios porque hay escasez; el segundo, a disminuirlos. Así, entre ambos, se contrarrestan”.
Por ello, durante el año, entidades como el Banco de la República han modificado sus perspectivas de inflación para cierre de 2020. De hecho, en la presentación del Informe de Política Monetaria de Banrep, a inicios del mes pasado, Hernando Vargas, gerente técnico del emisor, aseguró que la expectativa del indicador está entre 1 % y 3 %.
Para inicio de año, esta entidad había señalado tener una meta de un punto porcentual por encima, es decir, un rango de entre 2 % y 4 %.
La pérdida de un punto de inflación tiene tanto de bueno como de malo. Sepúlveda indica que en un primer momento es un alivio, especialmente para las personas que viven en condiciones de pobreza, que son las que, proporcionalmente, se ven más golpeadas por el aumento de los precios.
Sin embargo, según alerta Ramón Javier Mesa, profesor de economía de la Universidad de Antioquia, esto puede verse reflejado en una disminución de las utilidades para las empresas, puesto que no estarían vendiendo a los precios que se espera.
José Antonio Ocampo, excodirector del Banco de la República, lo traduce en desincentivos a la producción. Además, advierte que si se mantiene una disminución en este rubro, esto podría significar una reducción del margen de política monetaria que tiene el Banco de la República para actuar ante la emergencia.
Y es que en Colombia las categorías que más disminuyeron su valor fueron las de información y comunicaciones, con 3,12 puntos porcentuales (pp.); los muebles y artículos para el hogar (1,69 pp.) y el transporte, con (0,47 pp.).
Entre los que subieron, los únicos dos que generaron cambios representativos en el dato de inflación fueron la salud y los alimentos y bebidas no alcohólicas. No obstante, frente al precio de los alimentos, el ministro de agricultura, Rodolfo Zea Navarro, señaló que se ha revisado día a día el comportamiento del abastecimiento y de los precios para asegurarse de que no haya movimientos significativos.
Por otra parte, en lo que va del año, el costo de vida ha subido solamente 1,5 % y en los últimos doce meses, el incremento fue de 2,85 %.
En el caso de Medellín, la variación en mayo también fue negativa pero menor, de 0,25 % para el mes, lo que se traduce en variaciones positivas anuales de 3,22 % y en cinco meses de 1,67 %. Solo dos ciudades mostraron incrementos en sus precios: Popayán (0,06 %) y Manizales (0,01 %).