En medio de la coyuntura, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) hizo una serie de recomendaciones en diversos aspectos de cara a la crisis. Claramente ítems como la salud y la economía hicieron parte del listado entregado por este organismo, pero también hubo lugar para un aspecto social que no puede dejarse a un lado durante la pandemia: el género.
Un primer elemento que destacó la Comisión, en voz de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, fue la medición desagregada de las estadísticas referentes al virus. Lo que aconseja la Cepal es que haya un recuento “por sexo que indique cómo está evolucionando la situación, incluyendo diferentes tasas de infección, impactos económicos diferenciales, carga de atención diferencial e incidencia de violencia doméstica y abuso sexual”.
Según explicó Viviana Barberena, directora ejecutiva de CorpoVisionarios, “estas prácticas de violencia se encuentran fundamentadas en dos aspectos centrales: Las creencias que asocian el amor al sufrimiento, la agresión y el control (romanticismo); y los roles de género definidos por la violencia, la dominación y el control (machismo)” y agregóque las líneas de atención a la mujer han aumentado el número de llamadas en más de 140 %.
Por otra parte, el enunciado de la Cepal también hace referencia a una desagregación de las cifras en términos de infección. Actualmente, el Ministerio de Salud entrega un reporte diario en el que se dan a conocer casos según grupo de edad, según territorio y según sexo, en el que se ve que actualmente el género masculino es el que presenta más casos confirmados de covid-19.
Más políticas
También se recomendó a los países de América Latina y El Caribe “asegurar el análisis de género y la experiencia en género como parte de los equipos de respuesta y grupos de trabajo a nivel nacional y regional”. Para estos menesteres, la Cepal fue enfática en que organizaciones como ONU Mujeres están dispuestas a atender estos esfuerzos.
Además, también se enfatiza en la importancia de “asegurar que los planes de protección social y los esquemas económicos de emergencia, incluso para la estabilización económica y la recuperación, tengan en cuenta a las mujeres que realizan atención no remunerada”.
Sobre esto, ONU Mujeres destaca que la economía del cuidado es un pilar de la respuesta al virus. Además, alerta que hay un desequilibrio en términos de género cuando a impagos de los trabajos de cuidado se refiere. De hecho, el organismo estima que antes del escenario de pandemia, las mujeres estaban haciendo tres veces más trabajos de cuidado y domésticos sin pago que los hombres.
¿Y el empleo?
Recientemente, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) presentó un informe de las brechas de género en términos de empleo. En este se demuestra que en Colombia, la tendencia denunciada por ONU Mujeres se mantiene: las mujeres dedican más horas de trabajo.
La carga total de trabajo de las mujeres es de 14 horas con 49 minutos diarios, mientras que la de los hombres es de 12 horas con 39 minutos. Una de las diferencias que acentúa la brecha radica en que el género femenino dedica 49 % de este tiempo a trabajo no remunerado, entre los que se incluyen labores domésticas y de cuidado; esta categoría solo abarca 27 % de las horas del género masculino.
Sobre este panorama, el Dane resalta más allá de la inequidad vista propiamente desde las horas, que con la cantidad de trabajo no remunerado visto por las mujeres se restringe la autonomía económica.
Si la discusión se lleva a un plano más general, un informe del Banco Mundial entregado a inicios de año dio a conocer que Colombia había perdido posiciones en un listado en el que se medía qué tan aptas eran las condiciones laborales desde la equidad de género. Para el caso de Colombia se reconoció que los puntos en los que más se debería prestar atención para mejorar es en los pagos y en la pensión (ver Gráfico).
Ahora bien, hablando directamente de posibilidad de ingreso al mercado laboral, proporcionalmente los hombres mantienen un porcentaje más alto frente al registro femenino, de acuerdo con los reportes del Dane (ver Paréntesis).