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El gobierno colombiano le lava la cara a Maduro e insiste en frases hirientes. Alfredo Saade, jefe de gabinete de Petro, firmó propuesta de una zona económica binacional.
Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com
Es una paradoja. Una dolorosa para toda América Latina, más para Colombia que lo vive cerca y peor aún, por supuesto, para los venezolanos, allá y en el exilio, que tienen que soportar una pesadilla que parece infinita. Es una singularidad, repito, que en una geopolítica que se mueve a pasos de vértigo, en la que un hecho trascendental no alcanza a asentarse cuando ya es eclipsado por otro, que el desastre del chavismo tienda en este 2025 a ser la más estable de todas las realidades del hemisferio. Una constante en medio de la desgracia. No parece que la situación venezolana tenga un viraje hacia la democracia en el futuro cercano. Nicolás Maduro sigue riendo con prepotencia por su robo de las elecciones de hace un año, Diosdado Cabello amenaza a toda la disidencia y Vladimir Padrino continúa aceitando el mecanismo militar y de coerción que le permite al Partido Socialista Unido de Venezuela gobernar como dictadura de colectividad única.
Un informe reciente de Amnistía Internacional alertó -de nuevo- sobre la caótica situación del vecino. Insiste en que las desapariciones forzadas, que eran ya un tema aterrador antes del robo electoral de julio de 2024, han aumentado considerablemente desde entonces con el interés de acallar cualquier inconformidad política. Agnés Callamard, secretaria general de la organización, reclama que la Corte Penal Internacional debe profundizar sus investigaciones sobre el régimen y los crímenes de lesa humanidad que se ampliaron aún más desde las protestas masivas del 2014, hace ya más de una década.
Solo en el último año, según registró AI, hay documentación clara de la desaparición forzada de 15 personas. De 11 de ellas aún no se sabe nada. Y la historia se repite. Gente opositora a Miraflores que es detenida sin orden judicial, montada a vehículos oficiales y llevada a lugares desconocidos. Nada se vuelve a saber de ellas. Luego vienen las denuncias, las marchas, las pancartas con sus fotos, los informes de organizaciones no gubernamentales venezolanas y extranjeras y el ciclo de horror se repite. Pasa de nuevo para no pasar nada.
La oposición a Maduro, fragmentada una vez más, difumina sus fuerzas en decenas de frentes. Unos insisten en seguir el juego electoral que tiene las cartas marcadas. Otros llaman a la rebeldía frente a las instituciones. Otros piden a Washington que actúe. Pero nada resquebraja el muro chavista.
El gobierno colombiano, por su lado, le lava la cara a Maduro e insiste en frases ridículas e hirientes. Alfredo Saade, jefe de gabinete de Petro, sonriente, firmó hace unos días, en Caracas, una propuesta para crear una zona económica binacional. “Este es el inicio de un sueño. De un sueño que nació en Bolívar. Un sueño que continuó el presidente Chávez. Un sueño que tiene hoy el presidente Maduro, el presidente Petro. Es el inicio de una transformación social, política y económica”. El apoyo de Bogotá al infierno de los vecinos.