Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
Al lado del cadáver está el niño de cinco años observando a la gente llorar, conversar y cantar. Su padre, Alfredo Enrique Gutiérrez Acosta, a unos pocos metros, toca el acordeón y canta para enmudecer la tristeza de muchos en ese velorio ‘cantao’. Suena el acordeón, como un sollozo que se canta y se reza, el niño observa mientras los lamentos se hacen vallenato.
Luego de abrazos llenos de dolor, el acordeón termina arrumado en una esquina de la casa, el niño lo toma y empieza a apretar botones como lo hizo su padre minutos antes. Todos lo miran y ríen. A los días, finalizando la década de los cuarenta, su padre lo llevó a la plaza de mercado de Sincelejo a que tocara y cantara, la gente lo veía con gracia. Salió de allí con una canción en su...
ESTE CONTENIDO ES EXCLUSIVO
PARA SUSCRIPTORES
¿Ya sos un suscriptor? Iniciá sesión
Al realizar el registro de tus datos por medio de estas redes sociales, aceptas los términos y condiciones, el
uso de tu información personal y el uso de tu información por terceros de El Colombiano, disponibles en
www.elcolombiano.com y el envío de noticias a tu correo.
¿QUERÉS SER UN SUSCRIPTOR?
TENEMOS PLANES DESDE
$14.900,
Seleccioná el que más te convenga:
Nueve razones para suscribirme a EL COLOMBIANO