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7 y 9
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Diego Londoño
@Elfanfatal
El negocio de la música ha cambiado, sin lugar a dudas. Los consumos son diferentes a esos lejanos romances con los discos en físico. Las reproducciones y los likes se volvieron la forma de validar muchos tipos de música y las ventas son digitales, ya no hay transacciones mano a mano, las discotiendas tienden a desaparecer y las plataformas digitales y musicales son el futuro, mejor, el presente.
Hasta ahí todo está claro, en lo que no hay claridad y además debería ser importante ponerlo sobre la mesa para conocimiento no solo de nuevos y futuros artistas y de público, es la precariedad en los pagos que reciben los artistas a través de estas plataformas digitales musicales.
Toda esta reflexión llegó hace unos días cuando a través de las redes sociales todo el mundo compartía sus historiales de reproducción: el artista, los géneros y la canción más escuchada de 2020. Yo lo hice, lo compartí, de hecho, me emociona ver esas reacciones y sobre todo el consumo permanente de tantas personas. Pero la realidad en el panorama económico es otra.
Como lo dijo muy bien el mismo Pedro Ojeda, uno de los músicos representativos de Colombia a través de sus redes sociales: “No deja de parecerme paradójico ver a todos los músicos y agrupaciones compartiendo el famoso “wrapped” de Spotify a sabiendas de los paupérrimos porcentajes que maneja para pagarle a los artistas. Es como si estuviéramos haciendo publicidad gratuita a nuestro “garrotero” y legitimando sus porcentajes injustos para con los músicos”.
¿Saben ustedes cuál es el pago a los músicos en plataformas como Spotify, Deezer, Apple Music, TIDAL entre otras?
Los siguientes valores están representados en dólares y por cada 1.000 reproducciones. En TIDAL, que es la que mejor paga, son 12,5 dólares; luego Apple Music con 7,35 dolares. Google Music por su parte 6,80 dólares; Deezer 6,40 dólares y abajo en la tabla, Spotify, con 4,37 dólares.
Los números evidentemente no son alentadores, ya pueden hacer sus cuentas para el mes, para pagar los ensayos, comprar cuerdas, transporte, grabar en estudios profesionales, y además, vivir, mercar, pagar arriendo, créditos y demás necesidades mensuales.
Esta solo es una reflexión respetuosa que busca llamar la atención de las plataformas digitales, de los músicos y el público, para pararnos en el lugar que nos representa y además que nos ayude a mejorar y a crecer como industria musical.
¿Les parece justo?