La Procuraduría General de la Nación adelanta la investigación para determinar las eventuales responsabilidades disciplinarias del contralor de Antioquia, Sergio Zuluaga Peña, ante graves denuncias que comprometen, ante todo, su idoneidad ética para desempeñar un cargo que requiere no solo formación profesional y técnica, sino probidad y rectitud, pues sus competencias son, ni más ni menos, vigilar y controlar el uso, destinación y buen manejo de los recursos públicos en el Departamento.
Una de las acusaciones, sustentada por el ex diputado a la Asamblea Jorge Gómez Gallego y por el concejal de Medellín Bernardo Alejandro Guerra, sostiene que el entonces aspirante al cargo de contralor incluyó en su hoja de vida un supuesto doctorado cursado en una universidad española. Los denunciantes aseguran que no hay tal doctorado. Y que la apostilla que pretendía asegurar la autenticidad del título, no es genuina.
El pasado martes el contralor acudió a audiencia en la Procuraduría, y al ejercer el derecho de defensa que legítimamente le asiste, salió con una explicación, más que ridícula, irrespetuosa con la inteligencia: que como tiene “una letra tan fea”, pidió a otra persona que llenara su hoja de vida, y fue esa supuesta persona la que puso que tenía título de doctorado. Aseguró Zuluaga que él nunca pretendió hacer creer que tenía tal doctorado. Cosa distinta dicen probar los denunciantes, y anexan un escrito en donde el entonces candidato pide que le suban el puntaje para ser contralor, porque tiene un doctorado. Aquí, más que mala letra, hay un problema de mala ética.