Resulta apenas “lógico”, que las enfermedades de gran complejidad por sus niveles de contagio como la tuberculosis, el sida y las venéreas, sean una amenaza para una población carcelaria que padece altos índices de hacinamiento.
Bellavista, hecha para albergar a 2.624 presos, tiene hoy más de 7.000 reclusos. Por ello, las autoridades sanitarias deben poner máxima atención a los casos de tuberculosis denunciados esta semana por el Inpec y la Mesa de Derechos Humanos en las cárceles de Itagüí y Bellavista, lo otro sería someter a estas personas a una desgracia de alcances insospechados.