El problema de décadas de la sobrepoblación en las prisiones, estaciones de policía y sedes judiciales del país, tan sobrediagnosticado, ahora pone en aprietos la investigación y la operatividad de la Fiscalía y la Policía. Como no hay cárcel para tantos detenidos, se plantea la opción de reducir las capturas debido a que no hay dónde acomodar más gente.
La situación está desbordando al Gobierno Nacional y a las autoridades locales, y por eso las prisiones y el Inpec deben ser una prioridad del próximo presidente. Tanto por los derechos de los presos, afectados por insalubridad, mala alimentación, estrechez y nula resocialización, como por la justicia en el país, que se descubre lenta e ineficiente.