Los regalos bajo el árbol esperan ser descubiertos mientras una danza de luces llena de color el espacio. La imagen es romántica, pero si se amplía la mirada, podríamos ver que detrás de la festividad navideña también hay un impacto. De acuerdo con datos del portal Carbono News, en esta temporada, los regalos son responsables de hasta del 48 % de emisiones de CO2, asociadas al consumo excesivo, los materiales que elegimos y la manera en la que gestionamos los residuos.
Por eso, en esta guía reunimos nueve objetos que iluminan la Navidad desde otro lugar: piezas que cuentan historias, conectan con lo local y se inscriben en distintas prácticas de sostenibilidad. Algunas marcas la abrazan desde los materiales, otras desde sus técnicas, el aprovechamiento de residuos, la producción a baja escala o el reconocimiento de lo propio.
1. Telares que evocan paisajes
Los tejidos de Juliana Quiroz nacen de una búsqueda personal por traducir el paisaje en fibras. Sus piezas en macramé, elaboradas con algodón recuperado y teñidas artesanalmente, están construidas a pequeña escala y bajo pedido, para reducir excedentes y evitar la sobreproducción. Juliana encuentra en la naturaleza su principal punto de partida: “Mi mayor inspiración son los paisajes y las sensaciones que producen: la calma del agua, la fuerza de las montañas y los colores cambiantes del cielo”. Esa lectura del territorio se convierte en piezas que aportan textura, calidez y una presencia visual que transforma el hogar.
@julianatejiendo
2. Estampados que cuidan lo esencial
Hagakure trabaja desde una premisa central: producir solo lo necesario. Su línea hogar, que incluye mantas, cojines, textiles, entre otros, se elabora bajo pedido, para personalizar cada creación y evitar la acumulación en stock. Esta línea surgió pensando en crear piezas que generen belleza y que no olviden el impacto que dejan en el mundo. La marca utiliza tintas de bajo impacto, materiales responsables y serigrafía artesanal. Eliana Carvajal, su creadora, explica que la sostenibilidad también es social: “Respetamos los tiempos de producción, remuneramos de manera adecuada a quienes colaboran en cada pieza y sostenemos una red de trabajo que valora la dignidad del oficio. Para nosotros, cuidar el planeta también implica cuidar a las personas que hacen posible
cada creación”.
@hagakure_designstudio
Ilustraciones para una Navidad andina
Namba diseña textiles que parten de una premisa de identidad: representar el territorio colombiano. Su colección Navidad andina creó una línea visual para el hogar más cercana a nuestro entorno: figuras especies locales en cojines y piezas decorativas producidas en pequeña escala. Las ilustraciones que realiza Alejandra Montoya reivindican lo propio y, al hacerlo, promueven una narrativa sostenible basada en la educación visual y el reconocimiento de la biodiversidad. “No habíamos querido sacar una colección navideña porque, justamente, muchos de estos productos se usan solo un mes, pero pudimos crear productos atemporales con animales que sí se ven en el país”, explica Juan Carlos González, líder comercial y administrativo de la marca.
@somosnamba
4. Extensiones que se integran al hogar
Hay objetos útiles que parecen diseñados para no ser vistos. Para Andrés Pérez, creador de Macu Create, “las extensiones Macu son piezas que dejan de esconderse y empiezan a mostrarse”. Su propuesta combina un diseño industrial, una paleta de colores que acentúa los espacios y un cable de hilo que rememora el que tenían las planchas que usaban las abuelas. Su durabilidad con el uso de materiales como el acero y el hierro, lo aleja de los plásticos desechables de corta vida. Son objetos pensados para acompañar el hogar a largo plazo, por lo que su funcionalidad y diseño favorecen este propósito.
@macu.create
5. Cerámica para honrar la tierra
Mestizo Cerámica tuvo como primer propósito “retratar de manera artística símbolos de la cultura que están muy naturalizados y se vuelven paisaje”, explica Alejandra Velásquez, una de sus creadoras. Un pocillo, un plato o una jarra de la marca surge de un diálogo entre tierra, agua y gestos manuales y el objetivo es no solo pensar en el objeto, sino en su universo: dónde se va a utilizar, qué vínculos va a permitir generar, cómo va a llegar empacado, qué va a llevar dibujado. Una forma de acompañar la elección de por qué este producto y no otro. Un proceso artesanal que implica control directo sobre los materiales, sus tiempos y su impacto energético.
@mestizo.ceramic
6. Envolturas conscientes
Panal Ecowraps nació de la necesidad de reemplazar el papel vinipel y el aluminio por alternativas reutilizables. Sus ecowraps están elaborados con materiales naturales, compostables y seguros para el suelo. Cada pieza puede durar entre uno y dos años, y al final de su vida útil puede compostarse, reencerarse o usarse para iniciar fuego, lo que elimina residuos y convierte al producto en un ejemplo claro de economía circular. Para Carolina Durango, los ecowraps son un “producto cero basura, pues cuando termina su ciclo de vida no se botan, se transforman”. Además de su impacto ambiental, estos optimizan la conservación de alimentos y aportan diseño a la cocina gracias a ilustraciones de autoras locales que los acompañan.
@panal_ecowraps
7. Peltre para toda la vida
La vajilla en peltre, esa que antes habitaba las cocinas de las abuelas, vuelve a la mesa con nuevas formas y colores. Taco y Sabrina trabaja este material tradicional, lámina de acero recubierta con pintura vitrificada, desde un enfoque que combina memoria, funcionalidad y diseño. Detrás de la marca está Marcela Pérez, cocinera desde hace 26 años, quien encontró en el mundo de la mesa y el food styling una oportunidad de rescatar la producción artesanal del peltre en Colombia, trabajando con una de las pocas fábricas que aún preservan este oficio. “El peltre es para toda una vida. Si ya no lo quieres usar para la comida porque está despicado o toteado, siempre le puedes dar un nuevo uso”, dice Marcela.
@tacoysabrina
8. Encender nuevas formas de luz
Las velas de Pavesas nacen de un gesto doble: recuperar envases descartados, como latas y botellas, para transformarlos en objetos cálidos, sensoriales y cuidadosos con el ambiente. Cada vela reúne un envase rehabilitado, ceras vegetales (incluido aceite reciclado de cocina) y fragancias diseñadas a partir de pirámides olfativas. La marca surgió en Santa Elena después de la pandemia, cuando su creadora encontró en las latas acumuladas una forma de resignificar lo que parecía inútil. Desde entonces trabaja a pequeña escala, bajo pedido, y desarrolla pabilos de madera elaborados con los sobrantes de un taller de luthería en Marinilla. Para Diana Gutiérrez, a través de su marca, logra “devolverle luz a lo que nadie mira”.
@pavesas.boutique
9. Rituales para sostener
Seres Rituales nació como un espacio para traducir una búsqueda personal en objetos que acompañan la vida interior. Sus pebeteros y portainciensos de cerámica se elaboran de manera artesanal y en pequeñas cantidades, pensados para ritualizar lo cotidiano y transformar la calma en un gesto consciente. “Seres es una marca para disfrutar lo que nos gusta sin culpas y romantizar la pausa”, dice Susana Henao, su creadora.
@seres.rituales