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Como si se tratara de la película Misión Imposible, los mensajes que se comparten en Snapchat se autodestruyen. A pesar del poco tiempo de vida que tienen los contenidos que se comparten en esta red social (10 segundos), cada vez más empresas y publicistas están poniendo sus ojos en ella.
Hoy, la aplicación tiene más 100 millones de usuarios activos, según cifras de la empresa. Y la mayoría son jóvenes. Según un estudio de Comscore de 2014, esta es la red más usada por los estadounidenses entre los 18 y 24 años. Esta generación se conoce como los millennials.
Oportunidad para las marcas
Las empresas que quieren acercarse a un público joven han comenzado a incursionar en la red del fantasma. Ese es el caso del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles. Esta institución desde el año pasado comparte tres imágenes de sus obras de arte a la semana acompañadas de una frase graciosa inspirada en una canción o película.
Por ejemplo, la estatua La Sombra, esculpida por el parisino Auguste Rodin a finales del siglo XIX, fue compartida en un “snap” (como se llaman los mensajes en esta red) con la frase “All the single ladies...” (todas las mujeres solteras), un fragmento de una canción de Beyoncé.
Entre los ejemplos destacados está la pintura Tres Jóvenes Músicos, de 1630, que tuvo más de 60.000 vistas.
Otros museos en Estados Unidos como el de Arte Moderno de San Francisco, de Arte Contemporáneo de Chicago, Blanton de Austin y de Arte de Georgia también han creado cuenta en la red social.
Sin papás
Óscar Del Valle, director de operaciones de Tresensocial, empresa mexicana consultora en manejo de redes sociales, explica: “Como los papás y otros adultos ya están en Facebook, entonces los jóvenes están migrando a otras plataformas como Snapchat. Las marcas que quieran ingresar allí deben estar muy atentas porque las interacciones se dan muy rápido”.
Para el español Juan Merodio, experto en marketing digital, lo primero que deben hacer las empresas que se decidan por nuevas plataformas como esta es cambiar la mentalidad en su publicidad digital.
“Las marcas piensan que las campañas deben ser largas y que la información debe quedar en el tiempo, esto es un concepto que se está rompiendo con Snapchat. Las empresas deben hacer ca-mpañas puntuales y concretas que les generen retornos a muy corto plazo”.
Y remata: “los millennials están hartos de ver imagénes y videos, necesitan crear algo que verdaderamente les llame la atención”.
Un ejemplo de esto fue la campaña realizada en diciembre de 2014 para el lanzamiento del Blu-ray y el DVD de la película The Maze Runner. La producción contactó a 2 jóvenes influenciadores en Snapchat para que se enfrentaran en esta red, en la que tenían que superar retos relacionados con la película durante una noche.
Con la etiqueta #SurviveTheNight, los usuarios de la plataforma votaron para elegir al ganador. En 12 horas impactaron a más de cinco millones de personas.
Hasta instituciones como Unicef le han apostado a crear campañas en la red social. En abril de este año, la organización lanzó la iniciativa #bringbackourchildhood (devuélvanos la infancia), en la que buscaba concientizar a través de dibujos a los usuarios de esta red acerca de los 800.000 niños que son desplazados por los conflictos en África Occidental.
La organización invitó a los internautas a compartir imágenes o videos en los que mostraran lo que más extrañarían si se vieran obligados a huir de sus hogares.
¿Por qué sirve?
Para el mexicano Jorge Ávila, especialista en redes sociales y marketing digital, la importancia de plataformas como Snapchat radica en que permiten generar relaciones con generaciones cada vez más jóvenes.
“Se debe cambiar la forma de hacer publicidad, dejar atrás la manera tradicional, empezar a conversar con la gente de una forma fresca y ocurrente, eso crea una relación que en algún momento puede derivar en una compra”, enfatiza Ávila.
Paula Gaviria, vicepresidente de activación de marca de Pragma, empresa colombiana de comunicación digital, explica que la importancia del público joven para las empresas se debe a que aunque no tienen un alto poder adquisitivo porque casi ninguno labora, sí son grandes influenciadores de las compras que hace su familia.
“Le veo mucho futuro a este tipo de redes, tenemos que entender ahora este público porque los millennials van a ser los próximos consumidores” vaticina Gaviria.