La autora de la novela Quisiera que oyeran la canción que escucho cuando escribo esto tiene 18 años, acaba de graduarse del colegio, empezará a estudiar Comunicación Social y, más que escribir, lo que ha hecho toda su vida es cantar.
Ha cantado en el coro juvenil de su mamá, en el estudio de grabación de su abuelo, en jingles para radio, y, con toda libertad, en la sala de su casa, ¡cómo no!
Tiene una voz preciosa que, aunque sube mucho, también es tímida porque parece que no saca todo el chorro de voz. Esa es la herencia que recibió de una familia de músicos y cantantes de Medellín. Su hermana, su mamá, sus tíos y sus abuelos cantan desde siempre, también tocan algunos instrumentos, así los recuerda y así los narra en su novela que tiene mucho de autobiográfica, la segunda que publica Angosta Editores.
Pero Manuela Espinal Solano habla de esa herencia como una carga ajena. Es un grito amoroso del deseo de hacer un camino propio. Manuela terminó escribiendo no porque quería ser escritora sino porque no quería ser una cantante famosa.
Sin embargo, la escritura ha estado en su vida de una manera tan natural como la música. Creció siguiendo a su mamá y sus abuelos. Así también heredó el hábito de la lectura, después compuso canciones para interpretarlas ella misma, incluso inventó palabras para que esas canciones dijeran lo que ella quería. Hace poco encontró un diario pequeñito que llenaba con frases cortas cuando era niña; “esas cosas me salían de la nada, es tan natural que no lo puedo explicar”, dice Manuela soprendida por ella misma.
El resultado de esas experiencias es una prosa “con un estilo de una madurez y una sobriedad asombrosas para la edad de la escritora”, como dice en la contraportada de su novela amarilla.
A esta muchacha que, según ella no es “Ni una cosa ni la otra”, como dice en la presentación de su cuenta de Twitter @mespinalsolano, entrevistó EL COLOMBIANO en el Perfil Tuitero.
¿Por qué el título de la novela?
“Cuando la novela llega a Angosta Editores viene bajo el nombre de Herencia, a nadie le gusta, en especial al editor, y empezamos a jugar con opciones. ‘Quisiera que oyeran la canción...’ es una frase del libro que terminó ganando”.
¿Cuál era esa canción y quiénes la cantaban?
“La canción es cualquiera que toquen mis abuelos. Esto lo escribí, más que recordando una canción, viendo a mis abuelos sentados en la sala de su casa ensayando, en los mismos puestos de siempre. Recordé esa imagen y dije: ojalá lo pudieran ver como yo, ojalá oyeran”.
Quizás se imaginó muchas veces cantando sobre un escenario, pero no presentando su propia novela, ¿cómo ocurrió esto?
“Todo empieza porque un amigo me habla de un concurso de novela, yo no escribía, pero él creía que podía participar, me dijo que tenía talento, y empezamos a trabajar en la novela. En medio de toda la cosa del concurso, conozco a Héctor Abad y a Angosta. Ellos me ofrecen publicar, y cuando el concurso anuncia al ganador que, claro, no fui yo, firmamos contrato y empezamos todo el proceso”.
¿De verdad no había escrito nada antes de esta novela?
“Yo respondo siempre a esa pregunta que no, que esto es lo primero que hago. Y es cierto, en parte, porque esta es realmente mi primera novela. Pero mi mamá guarda notas, canciones, cuentos que yo escribí de pequeña. Creo que se vale decir que sí había hecho algunas cositas antes de esto”.
Bueno, y después de esas “cositas” se lanzó a escribir una novela muy rápido, ¿por qué?
“No tengo idea. Yo entré al concurso sin muchas esperanzas, sabiendo que podrían escribir otras novelas muy buenas. Cuando Héctor Abad me lee y me dice que le gusta y que lo quiere publicar, yo caigo en cuenta de que de verdad había hecho mi primera novela”.
¿Cómo fue el proceso de escritura?
“Todo fue muy rápido. El proceso de escritura, de edición. Angosta quería publicar el libro para diciembre y empezamos a trabajar en él en octubre. Teníamos poco tiempo, pero el trabajo fue cómodo y se logró lo que queríamos con la novela”.
Dice que escribir le duele, pero ¿le gustó? ¿Le enseñó? ¿Seguirá haciéndolo?
“Sí, definitivamente escribir esta novela fue difícil y movió muchas cosas en mí. Pero me gustó hacerlo, me enseñó cosas que no conocía, me mostró sentimientos nuevos. Fue algo muy bonito que sí quisiera seguir haciendo”.
Su familia la ha aplaudido siempre como cantante, ¿cómo recibió esta interpretación literaria de su vida?
“Ellos aplaudieron esto también, claro. Pero ha sido complicado revelarles esta historia. Cosa que yo esperaba desde que empecé a escribir la novela”.
Hoy, ¿qué lugar ocupa la música en su vida? ¿Para qué la tiene?
“La música siempre va a ser importante en mi vida. Es algo que llevo, que no puedo dejar. La tengo para mí, es algo muy mío que no voy a dejar. Que no puedo dejar”.
¿Qué sigue ahora que ya terminó el bachillerato, que puede seguir escribiendo y cantando, si quiere?
“Sigue la universidad, escribir más, aprender más. Y, claro, cantar, aunque sea sólo para mí”.