Hay ballenas que tienen rutas migratorias extensas, o tortugas, también aves que escapan de los climas extremos continentales dos veces al año. ¿Pero un insecto?
Un estudio publicado en Plos One sugiere que las libélulas Pantala flavescens, conocidas como las planeadoras errantes realizan migraciones de más de 6.000 kilómetros o hasta 18.000 considerando el vuelo multigeneracional.
Una hazaña para un insecto que mide 4,5 centímetros. De hecho sería el animal que hace vuelos más largos, fuera de otra característica: más de 3.500 kilómetros sobre océano abierto, superando a cualquier otro insecto.
Se conocen vuelos transoceánicos de esta especie de odonata, entre India y África, cuando huye del calor en busca de un ambiente húmedo, único en el cual puede reproducirse, informó Daniel Troast, de la Universidad de Rutgers, uno de los científicos del estudio. Y aunque no ha sido documentado, se cree que muchos individuos hacen el vuelo sin escalas, mientras otros pueden detenerse en islotes con estanques.
Pero también migran a otras regiones.
Lo curioso es que el hallazgo no se hizo rastreando su vuelo, difícil que es colocar transmisores en tan pequeños y delgados insectos.
No. Los investigadores analizaron los genes de poblaciones de estas libélulas de Texas, el este de Canadá, Suramérica, Japón, Corea e India para llevarse una sorpresa: ¡son idénticos! Por ejemplo de los individuos de India, Japón y Guayana se infiere una transmisión genética.
Quiere decir que hay un flujo enorme de genes entre los distintos continentes donde se halla; las de un lugar pueden aparearse con las de otro lejano. Eso solo se explica a través de grandes migraciones. El insecto se encuentra en casi todos los continentes, salvo Europa y las regiones polares.
Puede afirmarse, escribieron los científicos, que se trata de una especie panmíctica, o sea que los individuos se aparean por azar.
De las casi 6.000 especies de odonatas (orden al que pertenecen) un 25 a 30 % son migratorias. Sus vuelos se han reportado, pero solo P. flavescens tiene el más largo de todos, no solo de cualquier libélula sino de los insectos, superando con creces los 4.000 kilómetros de la mariposa monarca y a otra libélula, Anaz junius, que cubre rutas algo más cortas y nunca sobre océano abierto.
El periplo de India a África Oriental y regreso está en el rango de los 14.000-18.000 kilómetros, un vuelo multigeneracional que acometen enjambres de millones de estos insectos que vuelan a unos 1.000 metros de altura y se alimentan de plancton aéreo y de otros insectos.
“Tienen adaptaciones como el área aumentada de sus alas que les permiten usar el viento para transportarse”, explicó Jessica Ware, otra de las investigadoras. Baten sus alas una y otra vez y luego planean dejándose llevar por el viento, que ayuda a conservar energía.
Pese a sus habilidades para volar, quedan en muchas ocasiones a merced de los vientos y pueden terminar en regiones tan remotas como la isla de Pascua, en el Pacífico, donde hay una población que al parecer no es migratoria.
Otro prodigio que salta a la luz pública.