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Este sábado siendo las 10:00 de la noche (hora colombiana) cayeron los restos del cohete chino Larga Marcha 5B a 72.47 grados de longitud este y 2.65 grados de latitud norte, anunció la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China.
Las coordenadas quedarían entorno a las islas Maldivas en el océano Índico, al sur de la India, apunta la prensa local, mientras que el organismo asegura que la mayor parte de los restos se desintegraron al colisionar con la atmósfera terrestre.
El tamaño del objeto, con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, y la velocidad a la que avanzaba -unos 28.000 kilómetros por hora- motivó la activación de varios de los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo, entre ellos el Pentágono o el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST).
Las posibilidades de que los restos cayeran en superficie terrestre eran muy bajas.
Tanto el Pentágono (Estados Unidos) como el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST) estuvieron monitoreando el cohete chino y veían poco probable que los restos cayeran en zonas pobladas de la Tierra.
El cohete (un Long March 5B), fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial, tiene una masa estimada que oscila entre las 17 y las 21 toneladas y un tamaño de unos 30 metros, lo que lo convierte, en el pasado cercano, en uno de los mayores trozos de escombros que reentrarían en la atmósfera, de ahí su vigilancia continuada.
El experto chino Song Zhongping afirmó que el regreso de cohetes a la Tierra es “una práctica común que llevan a cabo muchos otros países, como por ejemplo Estados Unidos” y también afirmó que al estar el cohete compuesto por materiales livianos, “era de esperar que la mayor parte de los restos se desintegraran al entrar en contacto con la atmósfera”.
El pasado viernes desde China el portavoz del Ministerio de Exteriores Wang Wenbin aseguró que “la mayoría de los restos del cohete se desintegrarán y se destruirán durante su reentrada en la atmósfera; es altamente improbable que causen ningún daño a la Tierra” lo que sucedió este sábado.
No es la primera vez que una nave china está en el punto de mira de servicios de vigilancia de todo el mundo.
En abril de 2018 el laboratorio orbital Tiangong 1, que estaba en desuso desde 2016 y que vagaba sin control por el espacio, reentró en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur.
En aquella ocasión, donde los riesgos asociados también fueron pequeños, el CDTI fue el que coordinó en la UE su seguimiento.
Para ello utilizó datos de diferentes puntos europeos -radares, estaciones láseres y telescopios- que manejó el Centro Español de Vigilancia y Seguimiento Espacial de Torrejón de Ardoz.
Tanto en el incidente pasado como en el actual, se informó en tiempo real de la reentrada a los servicios de protección civil de toda Europa; se seguirán, por parte europea, actualizando las predicciones dos veces al día, tanto el viernes como el sábado.
Sin embargo, en aquella ocasión los restos cayeron finalmente en el oceáno Atlántico y sobre Costa de Marfil y este nuevo incidente provocó las críticas de Bill Nelson, administrador de la NASA por “no estar cumpliendo con los estándares de responsabilidad respecto a sus desechos espaciales” y también invitó a la agencia china a ser “responsable y transparente para garantizar la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior” .
Las críticas también se dan en el marco del ambicioso programa chino que tiene previsto hasta once lanzamientos, cuatro serán tripuladas, cuatro de carga y el resto no han sido confirmadas, más entre el 2021 y 2022, con los que tienen pensado terminar la construcción de su estación espacial propia antes de 2023, pero la estación espacial es solo uno de los frentes de la carrera espacial, otro de estos es llegar a Marte en unas semanas con la sonda Tianwen-1.